Las heridas, sean grandes o pequeñas, pueden tener consecuencias más graves de lo que pensamos si no se les brinda el cuidado adecuado. La piel, como primera línea de defensa del cuerpo, cuando es vulnerada, permite el ingreso de microorganismos patógenos.
¿Por qué se infectan las heridas?
Alberto Mendoza, especialista en Dermatología, nos explica: “Nuestra piel está constantemente expuesta a una variedad de microorganismos. Una herida, al romper la barrera cutánea, proporciona un acceso directo al torrente sanguíneo”.
Las bacterias, en condiciones adecuadas, pueden multiplicarse rápidamente, provocando una infección que no solo retrasa la curación, sino que puede derivar en complicaciones más serias. Una herida infectada puede presentar síntomas como enrojecimiento, calor en la zona, dolor, pus o incluso fiebre en el individuo. “Pero no se detiene ahí”, advierte Mendoza. “Si no se trata, la infección puede propagarse, llegando a ser potencialmente mortal”. Lea aquí: Descubra los beneficios de tomar té negro; mejora la concentración
Siga estos consejos
Limpieza: Lave la herida suavemente con agua y jabón neutro. Evite productos agresivos que puedan irritar la herida o retrasar la curación.
Protección: Una vez limpia, cúbrala con un apósito estéril para protegerla del ambiente y evitar la entrada de patógenos.
Evite tocarla: Las manos llevan consigo un sinfín de bacterias. No toque la herida a menos que sea necesario y siempre con las manos limpias.
Cambie el apósito regularmente: Mantenga la herida seca y limpia cambiando el apósito al menos una vez al día o cuando esté húmedo o sucio.
Consulte a un profesional: Si observa signos de infección o si la herida no mejora después de algunos días, busque atención médica.