Para tratar dolores de espalda y cuello, algunos médicos suelen prescribir opioides, una clase de analgésicos que incluye medicamentos como la morfina, oxicodona y fentanilo, y que son objeto de controversia debido a su potencial de adicción.
En este contexto, un ensayo clínico liderado por investigadores de la Universidad de Sídney ha demostrado que los analgésicos opioides no son más efectivos que un placebo para aliviar estos dolores, e incluso pueden causar que se desarrolle abuso de estas sustancias. Lea: ¿Por qué hay un dolor que nunca se nos quita?
“A pesar de que no hay evidencia de su eficacia para reducir el dolor, los analgésicos opioides todavía se recetan ampliamente para personas con dolor de espalda y cuello en muchos países. Nuestro estudio ahora sugiere que podrían estar empeorando los niveles de dolor de los pacientes a mediano y largo plazo”, afirmó Christine Lin, autora del trabajo que publicó la revista The Lancet.
La mitad de los pacientes recibió un opioide, mientras que la otra mitad recibió una pastilla de azúcar como placebo.
Después de seis semanas de tratamiento, no se encontraron diferencias significativas en la intensidad del dolor entre los dos grupos. Para evaluar el dolor, se utilizó una escala de 0 a 10 conocida como subescala de gravedad del dolor del cuestionario breve del dolor (CBD), inicialmente desarrollada para medir los niveles de dolor informados por pacientes con cáncer. Lea: ¿Qué esconde un dolor de cabeza? Aquí te resolvemos esa duda
“A las seis semanas, los que recibieron opiáceos no experimentaron un mejor alivio del dolor que los que recibieron el placebo”, según explica el estudio.
Riesgo de abuso
Sin embargo, los hallazgos revelaron que los pacientes que recibieron opiáceos tenían un riesgo ligeramente mayor, pero significativo, de desarrollar abuso de estas sustancias doce meses después del tratamiento.
Por ejemplo, aquellos que tomaron oxicodona mostraron una mayor tendencia a abusar de estas pastillas después de un año. Los investigadores resaltan que esto es una prueba contundente para que las pautas de tratamiento sean actualizadas, desaconsejando el uso de opioides para este tipo de dolencias.
Los resultados han sido lo suficientemente inquietantes como para que los investigadores llegaran a la conclusión de que “hemos demostrado claramente que no hay ningún beneficio en recetar un opioide para el control del dolor en personas con dolor agudo de espalda o cuello y, de hecho, podría causar daño a largo plazo, incluso con un tratamiento de corta duración”, señala Lin.
“Los opioides no deben recomendarse para el dolor agudo de espalda y cuello. Ni siquiera cuando otros tratamientos farmacológicos no se pueden prescribir o no han sido efectivos para un paciente”, concluyó.