El intercambio de fluidos corporales, como el sudor, la saliva o el propio semen, es protagonista en las relaciones sexuales. De allí a que, por higiene, muchas personas optan por bañarse después de tener encuentros pasionales.
Este baño, si se realiza de manera correcta, no supone ningún problema para la salud. Sin embargo, no es un paso de higiene obligatorio tras el acto íntimo como sí lo es, según muchos especialistas, orinar. Lea: Nocivas para la salud: prácticas sexuales que causan daños irreparables
Leah Millheiser, obstetra, ginecóloga y profesora asistente clínica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, aseguró que en el caso de las mujeres este hábito podría reducir el riesgo de infección urinaria, puesto que elimina las bacterias que se acumulan en la uretra.
“Orinar después del sexo o de cualquier estimulación genital (incluso con las manos o los juguetes) es un buen consejo. El coito vaginal es uno de los muchos factores de riesgo de infecciones del tracto urinario (ITU)”, puntualizó en diálogo con Business Insider. Lea: Tienes que hacerlo “slow”: la práctica sexual que todos deben experimentar
“Siempre les digo a los pacientes que no es que una vez que tengan relaciones sexuales tienen que salir corriendo al baño, pero sí: lo primero que hay que hacer es orinar. El orinar limpia la uretra, sale la orina y eso elimina las bacterias que se pueden obtener por medio del intercambio sexual por parte de la penetración”, explicó el urólogo Carlos Andrade.
De acuerdo con la ginecóloga Leah Millheiser, si decides bañarte después del sexo debes hacerlo lo más simple posible, sin jabones con perfume o productos que puedan alterar los genitales. Debes usar un jabón suave y mantenerlo alejado de los labios internos de la vagina y, si eres hombres, de la cabeza del pene.
“No recomiendo las duchas vaginales después del sexo. Puede aumentar el riesgo de infección” al alterar el equilibrio de la zona íntima, señaló Millheiser a Business Insider.
Por su parte, la ginecóloga Barb DePree explicó a The Guardian que las limpiezas intravaginales pueden reducir la cantidad de lactobacillus, una bacteria que promueve el ácido y suprime el crecimiento de gérmenes no naturales. Así, cuando las personas creen que están eliminando bacterias, lo que están provocando es un aumento del riesgo de infección.
“La limpieza suave de sus genitales externos con agua es perfectamente segura, no es necesario frotar”, agregó DePree.
A los hombres, el urólogo Carlos Andrade les aconsejó aplicar agua tibia y abstenerse de usar jabón, pues este último -según él- puede lastimar o resecar la piel del pene después de la penetración.