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Salud

¿Sufres por alguna fobia?: existen más de 470 tipos y sí tienen cura

Todos las hemos oído mencionar, conocemos a alguien que las padece o las padecemos. Un psiquiatra explica cómo se clasifican.

¿Sufres por alguna fobia?: existen más de 470 tipos y sí tienen cura

El miedo intenso e incontrolable a los espacios cerrados se conoce como claustrofobia. //Foto: 123RF

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A ese temor fuerte e irracional a algo que representa poco o ningún peligro real se le conoce como fobia. Existen más de 470 con sus nombres y sus causas, y te sorprendería lo raras que pueden llegar a ser algunas.

Existe la fobia a bañarse (ablutofobia), a los hombres (androfobia), a la baba (blenofobia), a los espacios cerrados (claustrofobia), a los espejos (catoptrofobia), a las escaleras (climacofobia), a las multitudes (demofobia), a la sangre (hemofobia), al polvo (koniofobia) y a parir (lockiofobia).

Pero además, a los felinos (felinofobia), a las abejas (melissofobia), a los hospitales (nosocomefobia), a engordar (obesofobia), a ser observado (opthalmofobia), al hielo (pagofobia), a tener arrugas (rhytifobia), a las sombras (sciafobia), a los patrones repetitivos de agujeros pequeños (tripofobia), ¡e incluso a sentarse (kathisofobia)! Lea: ¿Le teme a los objetos grandes? Tal vez sufra de megalofobia

Las fobias son tantas y son tan comunes que todos las hemos oído mencionar, conocemos a alguien que las padece o las padecemos. Por motivos prácticos, se categorizan en tres grandes grupos: fobias específicas, que a su vez se dividen en fobias situacionales, fobias medioambientales, fobias a animales y fobias tipo sangre-inyección-daño; fobia social y agorafobia.

Alex González Grau, psiquiatra y psicoterapeuta con más de 20 años de experiencia clínica, explica que las fobias específicas “se refieren a un miedo irracional ante algo que nosotros, racionalmente, sabemos que no nos puede hacer daño. Sin embargo, nuestra mente mágica nos hace creer que nos va a hacer daño”. Lea: ¿Te da pánico ver una gota de sangre?, ojo: tienes hematofobia

Entre estas, las situacionales “son las fobias ante circunstancias como el encierro o la altura, situaciones que no necesariamente tienen que producirnos daño, pero a las que nosotros les tenemos un temor irresistible”; mientras que las medioambientales “son las que se presentan ante elementos naturales. Por ejemplo, existen personas que viven con pánico cuando hay una lluvia, una tormenta o cualquier otro fenómeno natural”, detalla el experto.

Dentro de las fobias específicas están la fobia situacional, la fobia medioambiental, la fobia animal y la fobia tipo sangre-inyección-daño. Estas afectan al 11 % de la población.

Y agrega: “tenemos las fobias a animales, que se dan ante animales pequeños, que normalmente no deben representar un peligro. Por ejemplo, un pequeño grillo, un escarabajo, una lombriz o un gusano son suficientes para que una persona entre en pánico y huya. Y las fobias tipo sangre-inyección-daño, como su nombre lo indica, se presentan cuando la persona está ante una herida, ve sangre o está expuesta a una aguja hipodérmica. Por ejemplo, le van a sacar sangre o le van a aplicar una inyección”. Lea: ¿Pánico a las agujas?, estos consejos pueden ayudarle a afrontarlo

Las fobias específicas afectan al 11% de la población, es decir, once de cada cien personas las padecen, y a este porcentaje se suman la fobia social y la agorafobia. La primera se refiere a la persona que experimenta un intenso temor cuando tiene que enfrentarse a un público. “Siente que la están escudriñando, que la gente está pendiente de cualquier error que pueda cometer, que la gente la está analizando constantemente”, indica el especialista.

La mala noticia es que la mayoría de las personas que tienen fobia no consultan”.

Alex González Grau, psiquiatra y psicoterapeuta.

La segunda “es el temor a estar en lugares en los que la huida o el escape puede ser difícil o embarazoso en caso de que nos encontremos padeciendo un ataque de pánico, un infarto, una diarrea, o cualquier otro tipo de situación. Entonces, estas personas evitan los sitios congestionados, como pueden ser el transporte público y los estadios, entre otros”, señala el psiquiatra.

Hay cura

Las fobias comienzan en la niñez o a los ventitantos años y, aunque es una buena noticia que tienen tratamiento y muy buen pronóstico, la mala noticia es que la mayoría de las personas que las tienen no consultan. “Y no consultan por dos motivos: el primero, porque les da vergüenza; y el segundo, porque no saben que esto tiene cura”, advierte González Grau.

Destaca que “una persona con una fobia que reciba un tratamiento conductual va a mejorar en la gran mayoría de los casos. Es un trabajo que se hace con base en tareas que le asigna el terapeuta. O sea, que ni siquiera debe ir frecuentemente a consulta, ni son tratamientos muy largos”. Así, en cuestión de meses, o semanas, una fobia puede verse corregida.

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