Calambres insoportables, dolor pélvico constante y sangrado abundante durante la menstruación acompañaron a Nicci Triefenbach desde su adolescencia, y durante varios años, sin que ella conociera la causa.
La estadounidense decidió hacer público su caso en el documental ‘My Life with Two Vaginas’ de ‘BBC Three’, años atrás, con el objetivo de visibilizar su caso y empoderar a las mujeres que tienen anomalías y endometriosis. Esta es su experiencia. Lea: ¿Es normal tener el clítoris grande?: clitoromegalia y clitoroplastia
“Supe por primera vez que algo andaba mal cuando era adolescente y estaba sangrando más de lo que debería. El dolor era intolerable y, mientras estaba en mi período, no podía funcionar. Mi médico me dijo que tenía dos úteros, dos vaginas y dos cérvixes”, relató para el documental.
Esta malformación congénita afecta solo a alrededor del 0,3 por ciento de las mujeres y se debe a un defecto en la fusión de los conductos de Müller.
Nicci contó que nació con dos canales vaginales diferentes. “Al final de los canales, había dos pequeñas áreas de rosquillas donde estaban los cérvixes y que se dividían en dos cuerpos uterinos separados”. Lea: ¡Ojo con los excesos! Consejos para la correcta higiene de tu zona V
Por esta condición, no tenía un ciclo menstrual, sino dos diferentes con dolorosos síntomas que tenían una duración de aproximadamente cuatro semanas. En estos días debía usar pañales para adultos, puesto que ni las toallas higiénicas ni los tampones eran suficientes para su sangrado.
Era tan abundante su pérdida de sangre que desarrolló anemia y en una oportunidad llegó a menstruar durante seis meses seguido. A todos esos padecimientos se sumó un diagnosticó de endometriosis, trastorno que empeoró sus dolores en la pelvis.
Tener un útero didelfo no fue fácil para Nicci en lo físico ni en lo emocional. Describió tener relaciones sexuales como una experiencia “vergonzosa” y “desafiante”.
Antes de encontrar a su esposo, tuvo que enfrentar a hombres que se involucraban con ella por “el plus” de su condición.
Por fortuna, junto a su pareja, construyó una relación estable y duradera de más de una década. La dificultad se les presentó cuando Nicci no lograba tener hijos. Sus embarazos no superaban las 22 semanas, por lo que para 2017 había tenido tres abortos espontáneos.
Aunque deseaba agrandar su familia, decidió someterse a una histerectomía para extirpar sus dos úteros y mejorar su calidad de vida. Además, tuvo que realizarse una reconstrucción en la que le quitaron el tabique vaginal para dejar solamente una abertura, y quedar sin cuello uterino ni úteros.
Ahora se plantea iniciar un proceso de adopción junto con Andy para dar un hogar a “un niño que realmente lo necesita”.