Lo más elemental para un ser humano desde sus primeros días de vida, además de respirar, puede ser esbozar una sonrisa en su rostro, es la expresión que inmediatamente se vincula con la felicidad, sin embargo, muchos niños están condicionados a una serie de procedimientos médico-quirúrgicos para poder lograrlo.
Después de casi 28 años en Colombia, la Fundación Operación Sonrisa, dirigida en el país por Marcela Forero, continúa trabajando en el legado de llegar a los pacientes y sus familias en lugares remotos, donde se carece de un sistema de salud que pueda atender la condición que aqueja a muchos niños y que les niega la sonrisa desde su nacimiento, el labio fisurado y/o el paladar hendido.
“Ha sido un camino de transformación, donde se han agotado niveles en la atención, la organización empezó con un programa quirúrgico, su enfoque inicial era poder atender a través de las cirugías, pero con el tiempo se hizo evidente que el seguimiento y el resto del tratamiento, requerían de otros profesionales”, afirma Marcela. (Lea aquí: Pautas de los pediatras para evitar el sobrepeso estas vacaciones)
El tránsito entonces se hizo a un modelo multidisciplinario en el que varias especialidades intervienen en el acompañamiento a los niños y familias, lográndose esa atención integral, que es el objetivo final de Operación Sonrisa. En la actualidad, se ha elevado a un nivel mayor el compromiso, si bien se tenía un solo centro de atención en Bogotá, otro en Boyacá y se viajaba con las misiones a las diferentes regiones, no se contaba con presencia puntual, sin embargo, se están creando nuevos centros de atención, siendo el siguiente La Guajira, un departamento con alta incidencia de casos y necesidades conexas que hacen que la situación de los niños se complique.

El proceso y su evolución
Operación Sonrisa hace presencia en regiones puntuales del país, aunque al ser de amplio conocimiento de la comunidad, no faltan los referidos a través de los diferentes canales de comunicación de la Fundación, los medios, Clubes Rotarios, líderes comunitarios, hospitales y clínicas donde prestan atención.
Se trata de un problema que obedece a muchas causas, dentro de las que se encuentran factores ambientales, genéticos, también los hay muy ligados al control prenatal y la falta de ácido fólico, que en muchos casos es de difícil acceso por parte de la mujer gestante, combinado con la desnutrición materna y la precariedad en el periodo de embarazo, por lo que es factible que la condición aparezca en la formación del feto en el primer trimestre.
Una vez se identifica un caso, se empieza la ruta de aplicación, y es de aclarar que no tienen limitaciones en la atención de pacientes, como tampoco aseguramiento por Eps, o si son víctimas de desplazamiento o migración, porque hay apertura general a un tratamiento que se ofrece y ejecuta de forma gratuita.
Luego de un estudio realizado en 2019, se encontró que Bogotá y Cundinamarca, por su densidad poblacional, mantienen una alta incidencia de casos, seguidos por Boyacá, Antioquia, le sigue Valle del Cauca y continúan La Guajira, Caldas. Después de este detalle, Operación Sonrisa se centra en detectar la falta de atención, independientemente de si hay muchos o pocos pacientes y ahora se llega a zonas donde consideran su pertinencia.
Un trabajo en familia y con profesionales
Se puede afirmar que la voluntad de las familias es fundamental para alcanzar esos cambios que acompañan el proceso. La particularidad es que la condición se va transformando en retos, que van a su vez avanzando paralelamente con autoestima para que los pacientes puedan disfrutar de su infancia.
Las últimas cirugías suelen practicarse sobre los 17 ó 18 años de edad, y para entonces se espera que deben haber finalizado una serie de terapias y acompañamientos para dar seguridad a los chicos tratados. Hay que tener en cuenta que los casos son individuales y dependerán de la parte inicial del proceso, toda vez que algunos llegan al tratamiento antes de nacer, otros con algunos años ya cumplidos.
Operación Sonrisa cuenta con el apoyo de profesionales en once especialidades, 236 voluntarios en el país y 40 personas en el staff, es decir, el grupo de personas que hace parte de la Fundación y preparan las actividades que se realizan a nivel extramural, donde a su vez se recaudan fondos, se integran voluntarios, se hacen propuestas a los donantes, se buscan alianzas y en Bogotá se tiene un centro de atención, donde profesionales pueden atender a diario.
El apoyo económico está sustentado en 70 empresas, también tienen fondos de cooperación y las donaciones, que son la fortaleza de los recursos, además de un grupo de donantes individuales que se unen en algunas campañas o que hacen su aporte mensual para acompañar a un niño en su proceso.