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Salud

“El cáncer me enfermó el cuerpo, pero me sanó el alma”

Esta es la historia de Gygey, una madre de 26 años que cuenta cómo esta enfermedad le cambió la vida, en el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer.

“El cáncer me enfermó el cuerpo, pero me sanó el alma”

Gygey fue diagnosticada con cáncer a los 17 años. // Foto: Julio Castaño - El Universal

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En 2020, en Colombia hubo 113.221 nuevos casos de cáncer y 54.987 muertes por culpa de la misma enfermedad, según Globocan. Por fortuna Gygey Agudelo Chi no hace parte de ninguna de esas dos estadísticas: a sus 26 años, puede decir que le ganó al cáncer, o por lo menos ha salido victoriosa de varias batallas.

Gygey es trabajadora social y madre de dos hermosos niños: Santino, de 1 año, y Salvatore, de 9.

Su proceso se inició seis meses después de tener a su primer hijo, cuando ella apenas tenía 17 años. Todo comenzó con un dolor repentino en la espalda, era tan intenso que Gygey llegó a usar un corset para sostenerse; luego comenzaron otros síntomas que fueron deteriorando su salud poco a poco: bajó de peso, perdió el apetito y comenzó a sufrir de anemia, tenía sudoraciones nocturnas y fiebres esporádicas “muy extrañas”.

El cáncer en niños y adolescentes es una de las principales causas de mortalidad en esta joven población en todo el mundo: cada año diagnostican a aproximadamente 280.000 afectados de entre 0 y 19 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En noviembre de 2013, un día Gygey perdió completamente la movilidad de sus piernas y tuvo que llegar a rastras hasta el baño, por fortuna, poco después ella y su familia encontraron a un ángel: el ortopeda que atendió a su madre durante la recuperación de una operación. El médico se interesó por el caso de Gygey y desde ese momento comenzaron los estudios clínicos para saber cuál era el motivo real del deterioro de la salud de esta joven madre... Algunos creían, incluso, que todo se debía al peso de su bebé, que debía cargar constantemente, pero pronto entenderían la realidad. Lea aquí: Cuidadores, la prueba de que el amor existe

Luego de muchos estudios, Agudelo fue ingresada a urgencias el 18 de diciembre de ese mismo año y el 31 del mismo mes le practicaron una biopsia, con el fin de descartar el cáncer. Para su infortunio, solo con este examen pudieron encontrar una respuesta a todas esas noches en vela: tenía linfoma no Hodkin de células tipo B, que a pesar de ser un tipo de cáncer que evoluciona rápidamente, es fácil de atacar con quimioterapia, sin embargo, cuando le entregaron los resultados pensó automáticamente en su bebé, que para ese momento ya había cumplido 11 meses: “Yo no me quiero morir, no quiero que mi hijo se quede solo”, recordó Gygey.

Tras recibir el diagnóstico, comenzó a recibir quimioterapia y a tratar con especialistas en hematología su enfermedad, pues este tipo de cáncer ataca los linfocitos, así que fue más difícil para ella. “Cuando te dicen que el cáncer es en la sangre, te asustas más”, recuerda.

Gygey cuenta que lo más duro fue no poder cuidar a su hijo, pues se encontraba en una cama y ni siquiera podía bañarse sola.

A pesar del dolor y la angustia de no saber qué iba a pasar, esta guerrera decidió afrontar la enfermedad con alegría, tenía muy claro que las emociones eran una parte fundamental de la recuperación.

Entregada a Dios

La ahora trabajadora social tomó esta situación como una motivación para crecer espiritualmente y asegura que empezó a encontrarse con ese Dios que había perdido hace mucho tiempo, ella y su familia se volvieron más unidos y se perdonaron por las cosas que le habían quitado la paz. Agrega que tuvo un proceso de sanación interna que le ayudó a evolucionar favorablemente durante su tratamiento.

Luego de un año de quimioterapia, Gygey decidió retomar sus estudios, así que inició su carrera en trabajo social, pues desde ese momento supo que su verdadera vocación es ayudar a otros a través de su profesión y, en 2016, recibió su última quimio.

Después de este largo proceso, conoció a quien hoy en día es su esposo, que si bien llegó a su vida durante su recuperación, él la ayudó a crecer emocionalmente y a acercarse más a Dios. Le puede interesar: Donar cabello, otra forma de ayudar a los pacientes con cáncer

La llegada de Santino

En el 2020, Gygey y su esposo decidieron concebir un bebé, aunque sabían que podía tener un embarazo de alto riesgo y que existía la posibilidad de que el cáncer se reactivara.

“Cuando fuimos a control, mi hematóloga me dijo que no quería elegir entre mi vida y la de mi bebé, pero yo siempre tuve claro que vine a este mundo a dar vida, no a quitarla”, afirmó la madre del pequeño.

La pareja siguió adelante con el embarazo y el 14 de septiembre de 2020, día del Señor de los Milagros, nació Santino. Es un niño sano, inteligente, que hasta el día de hoy no ha sufrido los estragos de la enfermedad de su madre. Gygey está completamente sana luego de su embarazo. Sigue en proceso de remisión y durante sus controles trimestrales no hay evidencia de que el cáncer haya regresado a su cuerpo.

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