De acuerdo con el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID), la dermatitis atópica, también conocida como eccema, es una enfermedad cutánea inflamatoria crónica, no contagiosa, que se caracteriza por piel seca y picazón, la cual puede supurar un líquido transparente cuando la persona se rasca.
El eccema es particularmente susceptible para facilitar infecciones cutáneas bacterianas, virales y fúngicas. La dermatitis atópica se presenta con mayor frecuencia en la infancia y puede persistir a lo largo de la edad adulta. Según la Revista de Alergia e Inmunología Clínica “el eccema atópico es común (20 por ciento de los niños y hasta 10 por ciento de los adultos en los países desarrollados) y es una de las principales causas de años perdidos por discapacidad”. “Solo en Estados Unidos, hay 32 millones de personas que viven con dermatitis atópica, 27 millones de las cuales tienen 12 años o más”, indica María Fernanda Velasco, directora Médica de Pfizer Colombia, quien hace un llamado a tomar conciencia de lo que significa para millones de pacientes vivir con esta condición, y resalta el compromiso de revolucionar la forma como se ve y se maneja el eccema. (Lea aquí: Con dermatitis atópica, es un reto lavarse las manos)
La doctora Natalia Hernández Mantilla, médica dermatóloga, expresidente de la Asociación Colombiana de Dermatología, señala que, “según el Estudio Internacional de Asma y Alergias en la Infancia, ISAAC, la prevalencia de dermatitis atópica en niños de 13 a 14 años en diferentes ciudades de Latinoamérica, fue del 24,6 por ciento. Así mismo, indica que, en otro estudio se encontró un 14 por ciento de predominio en edades de 6 a 7 años y de 12 por ciento en niños de 13 a 14 años. Por su parte, en adultos, la frecuencia reportada de la enfermedad en Colombia es del 11,5 por ciento”.
La dermatitis atópica es una enfermedad multifactorial, en la que los pacientes tienen susceptibilidad genética, presentándose más frecuentemente en pacientes con familiares que sufren de dermatitis atópica, rinitis alérgica o asma.
La dermatóloga Hernández Mantilla, asegura que, la dermatitis atópica “es una enfermedad que genera impacto importante en la calidad de vida. El síntoma cardinal es el prurito que conlleva alteración del sueño, de la vida laboral, familiar y escolar, de las relaciones sociales y recreativas, con frecuente comorbilidad psicológica con altas tasas de depresión y ansiedad. El impacto no es solo para el paciente, también afecta a familiares y cuidadores”.