La tiroides es una glándula ubicada en la región frontal del cuello, fundamental porque de ella dependen decenas de funciones vitales del cuerpo. Su principal ejercicio es producir, liberar y almacenar hormonas y, para su óptimo funcionamiento, trabaja con la hipófisis y el hipotálamo, otras glándulas ubicadas en el cerebro.
“Todas las células del cuerpo tienen receptores para las hormonas de la tiroides, pues esta glándula se relaciona con la energía del cuerpo. De su funcionamiento dependen el desarrollo mental del feto, el crecimiento de los niños y el desarrollo neuronal y de los caracteres sexuales de los adolescentes”, explica la doctora Agaph Acosta, endocrinóloga en Colsanitas.
Cuando la glándula falla, ya sea por falta o exceso de producción de hormonas, existe una disfunción tiroidea. Estas fallas se conocen como:
Hipotiroidismo o glándula hipoactiva, es decir, cuando la tiroides no produce las hormonas suficientes para funcionar correctamente. “Al presentarse esta falla se ralentiza el metabolismo afectando múltiples procesos en el organismo. Algunos de los factores para que se presente, son el aumento en el consumo de yodo, ser mujer (ya que son más propensas a sufrir de la tiroides), la genética, la dieta, el estrés, el estilo de vida, algunas causas virales o emocionales. Esta condición también puede presentarse por enfermedades autoinmunes en la que anticuerpos producidos por el mismo paciente afectan la tiroides.
Hipertiroidismo o tiroides hiperactiva, es decir, cuando la tiroides produce más hormonas de las necesarias.
Al presentarse esta falla, se acelera el metabolismo del cuerpo lo cual puede generar pérdida de peso aún cuando la dieta de la persona sigue siendo la misma. Esta condición puede presentarse por genética o por otras enfermedades como nódulos, inflamación de la glándula o exceso de yodo. Las mujeres de todas las edades son más propensas a presentar esta condición, igual que las personas mayores de 60 años o pacientes con antecedentes familiares o con cirugías de la tiroides.
Algunos de los síntomas que pueden alarmar sobre la falla en el funcionamiento óptimo de la tiroides son cansancio excesivo, sequedad en la piel, aumento o pérdida de peso, hinchazón del rostro, aumento del crecimiento en la región anterior del cuello con o sin dolor, dificultad para concentrarse, dolores musculares o articulares, insomnio, estreñimiento, periodos menstruales irregulares, disminución de la líbido, infertilidad, taquicardia, cambios térmicos y sudoración, caída del pelo y de las uñas, temblores en las manos y reflejos exaltados, entre otros.
Mantener una dieta rica en alimentos naturales, con consumo prioritario de verduras, frutas, legumbres, carbohidratos complejos y proteínas magras. Asimismo, incluir alimentos ricos en selenio como, por ejemplo, pescados, mariscos, huevos, carnes rojas y la nuez del Brasil.
Disminuir los alimentos procesados que contengan sal, yodo, flúor y azúcar, en exceso.