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Salud

Hablemos de COVID - 19 y pensamientos suicidas

Los pensamientos suicidas, generalmente, aparecen al sentir la imposibilidad de enfrentarse o de recuperarse de algo que parece ser abrumador en la vida.

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Durante esta pandemia de la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19), cada vez más personas están empezando a sentir ansiedad, temor, frustración, tristeza y soledad hasta el punto que los sentimientos se vuelven constantes y abrumadores, luego ya de unos meses. Esta situación puede empeorar las enfermedades mentales existentes, como ansiedad grave y depresión mayor. Si se siente desesperado y tiene pensamientos suicidas, o está preocupado por otra persona, Mayo Clinic sugiere algunas pautas y consejos para encontrar ayuda y recuperar la esperanza.

De ayuda inmediata. Si los pensamientos de que no quiere vivir más le abruman o se siente apremiado para intentar suicidarse, pida ayuda ahora mismo. Comuníquese inmediatamente al número local para emergencias o a la línea directa para prevención del suicidio dispuesta por el gobierno local.

Los pensamientos suicidas, generalmente, aparecen como resultado de sentir la imposibilidad de enfrentarse o de recuperarse de algo que parece ser abrumador en la vida. Hasta el momento, solo hay pocos datos acerca del impacto de la pandemia de la COVID-19 sobre la tasa de suicidio, pero es indiscutible que la pandemia aporta intenso estrés emocional y mental a la vida de la gente de todo el mundo. El miedo, la ansiedad y la depresión pueden provenir de una amplia variedad de experiencias y preocupaciones, que van desde lo personal y familiar hasta lo laboral.

Problemas personales y familiares. Aunque las situaciones varían, entre los problemas personales y familiares pueden estar los siguientes:

- Miedo de contraer la COVID-19 o de que un familiar la contraiga.

- Imposibilidad de estar o confortar a un familiar que está muy enfermo o al borde de la muerte en el hospital.

- Dolor por el fallecimiento de un ser querido debido a la COVID-19 u otra enfermedad.

- Aislamiento social, sobre todo cuando uno vive solo o en lugar donde están temporalmente prohibidas las visitas.

- Confinamiento dentro de un espacio pequeño con otros familiares debido a la orden de permanecer en casa, lo cual puede aumentar el riesgo de abuso conyugal, de pareja o infantil.

- Inicio o empeoramiento del consumo de alcohol o drogas.

- Presencia de otros trastornos mentales, como depresión mayor, trastorno bipolar, trastorno de estrés postraumático y trastorno de ansiedad.

Problemas laborales. Según cuál sea su tipo de trabajo, los siguientes pueden ser ejemplos de problemas laborales:

- Ansiedad debido a trabajar en un ambiente de alto riesgo, como un hospital o una residencia de ancianos, o por ser socorrista.

- Agobio por trabajar en instituciones de atención médica muy concurridas que tratan a personas con COVID-19, especialmente en lugares donde puede haber escasez de personal y de equipo de protección individual.

- Sentimientos de agotamiento y frustración por trabajar en el área de la salud y sentir que no pudo hacer más por quienes fallecieron a consecuencia de la COVID-19.

- Miedo y ansiedad por correr mayor riesgo de contraer la COVID-19 debido a ser considerado empleado imprescindible, como es el caso de los trabajadores en la industria de la alimentación o del transporte y de quienes prestan servicio presencial al público.

- Preocupación por perder o haber perdido el trabajo o el negocio debido a problemas económicos.

- Preocupación respecto a cómo proveer las necesidades básicas, tanto personales como familiares, cuando uno está fuera del trabajo durante un período impredecible de tiempo o lo pierde.

Señales que advierten un suicidio. Sea que usted u otra persona tengan pensamientos suicidas, sepa cuáles son las señales y cómo conseguir ayuda inmediata y tratamiento profesional. Usted puede salvar una vida, sea la suya o la de otra persona.

Las señales que advierten un suicidio o pensamientos suicidas incluyen lo siguiente:

- Hablar sobre el suicidio y decir, por ejemplo, «me voy a matar» o «quisiera estar muerto».

- Conseguir los medios para quitarse la vida, como comprar una pistola o abastecerse de pastillas.

- Retraerse del contacto con otras personas más de lo que es normal por la recomendación de permanecer en casa durante la pandemia de la COVID-19. Por ejemplo: no responder a ningún tipo de comunicación de los demás, como llamadas, textos u otros mensajes.

- Mostrar cambios en el estado de ánimo, como estar muy animado un día y profundamente desalentado al siguiente.

- Preocuparse por la muerte, por morir o por la violencia.

- Sentirse atrapado o desesperado por alguna situación.

- Consumir excesivamente alcohol o drogas.

- Cambiar la rutina normal, incluidos los patrones de alimentación y sueño.

- Hacer cosas peligrosas o autodestructivas, como consumir drogas o conducir de forma temeraria.

- Repartir pertenencias o poner las cosas en orden, cuando no hay necesidad de hacerlo.

- Despedirse de otras personas, como si no se las fuera a volver a ver.

- Presentar cambios en la personalidad o estar sumamente ansioso o agitado.

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