Sentados frente al televisor, por muchos años vimos cómo la publicidad de bebidas alcohólicas, frituras e incluso cigarrillo, se volvió tan cotidiana que incluso la aceptamos. Si bien hoy día ya no son permitidos los comerciales que hagan referencia al tabaco, el sacarnos de la mente que ciertas prácticas son “demasiado malas” no es tan fácil, más cuando aún creemos que todo lo que recomiendan los medios ‘debe ser bueno’.
Un comunicado de RedPaPaz por ejemplo, advierte que “investigadores de las universidades Javeriana, Nacional, Kansas y Washington, hicieron una exhaustiva revisión de investigaciones existentes sobre promoción y publicidad de alimentos y productos ultraprocesados en América Latina, encontrando que gran parte de la publicidad corresponde a comestibles ultraprocesados altos en azúcares adicionados, sodio o grasas saturadas. Por su parte, alimentos como frutas, verduras y leguminosas tienen muy poca visibilidad en medios de comunicación”. (Pues sí, creo que nunca en la vida me he topado con un comercial que me venda una piña o un brócoli). La cuestión, como decía mi abuelo, es que este paradigma de consumo se ha hecho tan normal que afecta nuestro estilo de vida.
El doctor Óscar López, director médico y científico de Labfarve y profesor de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas, es enfático en decir que “lograr transformaciones positivas en los estilos de vida exige, como factor principal, cambios de pensamiento. Debemos ser capaces de discernir qué es lo mejor para nosotros por encima de los patrones culturales; que veamos cómo será nuestra vida en un futuro teniendo en cuenta cómo la vivimos hoy; que pensemos en las enfermedades desde la prevención y no cuando ya sea demasiado tarde. Ya es hora de dejar de ver al ejercicio como uno de los peores castigos para la humanidad”.
Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades no transmisibles ENT son la principal causa de mala salud, muerte y discapacidad en la Región de las Américas. Estas comprenden las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el cáncer y las enfermedades respiratorias crónicas.
“En términos de salud se puede observar que un alto porcentaje de las enfermedades de cualquier naturaleza, como por ejemplo el cáncer, la hipertensión, la diabetes, incluso las mentales como la depresión, tienen sus orígenes en el estilo de vida de las personas. Cuando hablamos de estilos de vida no solo se trata del cuidado del cuerpo en términos de alimentación o ejercicio, sino también se trata de la parte emocional y del quehacer diario”, continúa el doctor Óscar López.
El experto dice que la obesidad, diabetes, hipertensión o gastritis no se desencadenan de un día para otro.
“Muchas veces se requiere de años de estilos de vida inadecuados para que lentamente se vayan causando los daños en nuestro cuerpo”, dice el doctor López. Es así como cambiar hábitos debe partir de un cambio de pensamiento.
