“Vivir con rinitis es horrible, salir a la calle en temporada seca me afecta por la brisa y a veces siento el polvo en la boca. Siempre tengo que tener mi casa libre de polvo, me afectan los ácaros, las sustancias presentes en desinfectantes o detergentes, y los pelos de las mascotas.
“Cuando tengo crisis es peor: me congestiono, no me sirven los medicamentos. Hace un tiempo que no visito al médico por este problema. Siento que ya la rinitis hace parte de mi vida”, dice Mildred, de 31 años.
La rinitis alérgica impacta en el sueño (61.2%), el humor (59.9%) y la actividad física (49%), de aquellos que la padecen. Los síntomas más característicos son los estornudos, el prurito nasal, la rinorrea y la obstrucción nasal.
“Cuando persiste en el tiempo también puede provocar respiración oral, ronquido, tos crónica, disminución de la audición y epistaxis (hemorragia nasal)”, dice la doctora Maite Callén Blecua.
Hay también una distinción de efectos según las edades de los pacientes.
- En el caso de los niños, tienen menor interferencia en realizar sus actividades cotidianas y no sufren la disfunción emocional de los adultos. Igualmente, pueden tener más energía durante el día, pero presentarán molestias al levantarse.
- En los adolescentes se presenta de manera similar a los adultos, pero con menores problemas al dormir, además de tos recurrente.
¿Por qué se produce?
La rinitis alérgica es una respuesta del cuerpo a sustancias desencadenantes (alérgenos) como los ácaros, la humedad, el moho o el pelaje de las mascotas.
La Encuesta Internacional sobre el manejo de rinitis alérgica por médicos y pacientes, realizada por la World Allergy Organization (WAO), dice que la rinitis alérgica afecta la vida diaria de las personas de la siguiente manera:
Funciones prácticas: trabajo deficiente, déficit en el aprendizaje y baja productividad en actividades regulares.
Interacción social: actividades al aire libre, salidas con amigos y viajes.
Bienestar emocional: deporte, actividades en lugares cerrados.
Actividad económica: gastos directos en tratamientos médicos e indirectos no relacionados a la salud.
Calidad del sueño: alteraciones y trastornos del sueño, ronquidos y apnea del sueño.
Además, según su intensidad se clasifica en leve, moderada y severa.
“Las personas que padecen de R.A. moderada o severa son más propensas a sufrir otras consecuencias, por lo que es de vital importancia recibir tratamiento correcto a través de medicamentos de última generación, que ayuden a mitigar el problema y que no tengan efectos adversos como somnolencia, lo que permitirá que desarrollen sus actividades sin inconvenientes”, finaliza el doctor Carlos Francia, médico otorrinolaringólogo.