Los especialistas concuerdan en que las personas activas tienen menos probabilidades de desarrollar afecciones cardíacas, aunque en ellas se involucran factores genéticos. La falta de actividad física acentúa otros factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión o los altos niveles de colesterol LDL.
La insuficiencia cardíaca se produce cuando el corazón no funciona adecuadamente y no puede bombear la sangre que necesita el cuerpo. Algunos síntomas de que el corazón está fallando son:
Sensación de falta de aire con dificultad para respirar.
Necesidad de almohadas o de incorporarse para dormir.
Fatiga o debilidad; con sensación de falta de aire (como que no podemos llenar el pecho al inspirar o al intentar llenarlo de aire).
Hinchazón con retención de líquidos que habitualmente es a nivel de los tobillos y puede aparecer al cabo de unas horas de levantarse de la cama.
Tos persistente o tos nocturna.
Sensación de inflamación del abdomen y malas digestiones o pérdida de apetito.
Subida de peso no justificada (habitualmente por retener líquidos).
Es importante saber que las enfermedades del corazón se pueden prevenir, por eso hay que hacerse exámenes de rutina para descartar, primero, niveles elevados de lípidos en la sangre.
Los altos niveles de colesterol malo (o LDL) se acumulan dentro de las paredes de los vasos sanguíneos y estrechan los pasajes. Algunas veces se puede formar un coágulo que queda atascado y puede causar un ataque cardíaco. Por otro lado, los triglicéridos altos contribuyen a endurecer las arterias o a engrosar las paredes arteriales, lo que aumenta el riesgo de sufrir evento cardiovascular.
Las personas con enfermedades como la hipertensión, la diabetes, la obesidad, y los niveles elevados de azúcar en la sangre están asociadas con un mayor riesgo de sufrir un evento cardiovascular, por eso en su dieta deben evitar el consumo excesivo de alimentos altos en grasas saturadas y azúcares, y aumentar el consumo de frutas, verduras y frutos secos.
De igual forma, consumir alcohol en exceso puede debilitar el corazón, dilatarlo y disminuir su fuerza de bombeo, lo que genera insuficiencias cardíacas.
“Es fundamental que los pacientes, especialmente aquellos que ya han sufrido un evento cardiovascular y se encuentran en una situación más vulnerable, conozcan los factores que pueden poner en riesgo la salud de su corazón y estén revisando constantemente, bajo la asesoría de su médico, sus niveles de colesterol, triglicéridos, azúcar y presión arterial. Además de adoptar estilos de vida saludables, como realizar actividad física y mejorar sus hábitos alimenticios”, explica el doctor Carlos Sanchez, cardiólogo de la Fundación Santa Fe de Bogotá.