Para muchos, escuchar la frase “cuidados paliativos” causa un choque emocional porque el término se asocia a enfermedad terminal, sin embargo, estos cuidados se centran también en el alivio del sufrimiento de las personas con enfermedad crónica, degenerativa o irreversible, es decir: no solo se dirigen a pacientes al final de la vida.
El doctor Juan Guillermo Santacruz Escudero, médico de la Universidad Javeriana y especialista en Medicina Interna, explica que “los cuidados paliativos, que comenzaron hacia mediados del siglo XX, estuvieron asociados en el principio a atender a personas con cáncer avanzado, que inevitablemente morían. Con los avances en la medicina oncológica los cuidados paliativos han demostrado beneficios concretos al aumentar la sobrevida y mejorar la adherencia del tratamiento, y la calidad de vida de los pacientes.
“Lo que inicialmente era un método de atención a los mal llamados enfermos terminales, se convirtió en una especialización para atender no solo enfermos terminales oncológicos, sino a personas con enfermedades crónicas que padecen dolores severos y otros síntomas de difícil manejo”.
El doctor Juan Guillermo Santacruz expone que el cuidado paliativo tiene como finalidad controlar los síntomas de enfermedades que se caracterizan por tener una gran cantidad de síntomas como dolor, vómito, depresión, insomnio, estreñimiento, sangrado, entre algunos otros.
“Muchos pacientes, por ejemplo, con cáncer, cuando se les diagnostica la enfermedad, se les diagnostica por la presencia de un dolor severo. En ese caso los pacientes tienen apoyo de cuidados paliativos, los encargados de manejar el síntoma del paciente, así el paciente se vaya a curar”.
Los pacientes candidatos a cuidados paliativos son aquellos con:
- Enfermedades crónicas.
- Mal control del síntomas.
- Pacientes con muchos síntomas.
- Con sufrimiento generado desde la enfermedad que tiene y su complejidad.
- Todos aquellos pacientes que estén al final de la vida y con expectativa de vida menor a los 6 meses.
Los colombianos tienen derecho a recibir por parte del sistema de salud atención en cuidados paliativos, como lo promulgó la Ley 1733 de 2014, Ley Consuelo Devis Saavedra, “mediante la cual se regulan los servicios de cuidados paliativos para el manejo integral de pacientes con enfermedades terminales, crónicas, degenerativas e irreversibles en cualquier fase de la enfermedad de alto impacto en la calidad de vida”.
Santacruz añade que “el cuidado paliativo para cualquier tipo de enfermedad crónica u oncológica debe ser temprano y ser parte de un tratamiento integral contra esa enfermedad determinada”.
Los cuidados paliativos son importantes porque mejoran la calidad de vida y el bienestar de los pacientes y de sus familias, quienes se enfrentan a enfermedades amenazantes que debilitan y provocan múltiples complicaciones biológicas, afectivas y socio familiares, que generan una situación de sufrimiento, mitigando el dolor y otros síntomas, proporcionando apoyo espiritual y psicológico.
“No existen cuidados paliativos perfectos y en ocasiones hay pacientes con cuadros complejos, ante los cuales la especialidad podría ofrecer una respuesta limitada. Lo que tratamos es de brindar al paciente a la mejor funcionalidad posible, en cuanto su enfermedad lo permita”, finaliza el doctor Juan Guillermo Santacruz.
Cuidado paliativo básico:
El cual puede ejercer cualquier médico general o médico especialista que pueda manejar, por ejemplo, una crisis de dolor oncológico, náuseas, vómito, ahogo, EPOC, etc.
Cuidado paliativo especializado:
El cual se dirige a pacientes con una alta complejidad, es decir, pacientes que requieran intervenciones más complejas para manejar el dolor, pacientes con sufrimiento existencial complejo, pacientes con petición de acceso a protocolo de muerte digna o de eutanasia, pacientes con síntomas que no se pueden manejar en la casa o con uso de altas dosis de medicamentos que por alguna razón no se pueden manejar en domicilio.
El hospicio (hospice):
Un tercer campo de acción para aquellos pacientes que están al final de la vida y que van a pasar el resto de sus días en un hospice, que puede estar integrado a un hospital general o puede estar localizado lejos de un hospital, en una ciudad intermedia o grande.
“La idea es que cada vez más los médicos y especialistas estén entrenados y que desde su pregrado tengan mejor formación en cuidados paliativos”, sugiere el doctor Juan Guillermo Santacruz.