En vacaciones, nos engañamos cuando decimos que porque ‘solo nos asoleamos unos días’ no nos pasará nada, y es que según la dermatóloga Ángela María Londoño, coordinadora del posgrado de Dermatología de la Universidad CES, “este tipo de exposiciones intensas en poco tiempo (días o una semana por ejemplo) pueden causar más daño a una persona, en comparación con quien se asolea diariamente”.
Preocupa que en esta temporada, mucha gente suele tomar el sol con exposiciones largas e intensas, con el objetivo de broncearse mejor.
Según el estudio ‘Sol, beneficios y peligros’, de Marina Revaliente Mera y María Ángeles Muñoz Ortega, “una exposición prolongada o excesiva al sol provoca deshidratación de la piel, con fácil descamación en pocos días, y una menor tonicidad con el tiempo. El envejecimiento cutáneo lo provocan ante todo los rayos UV-A, que penetran hasta la dermis y pueden destruir, de forma irremediable, el colágeno y la elastina, las sustancias responsables del “mantenimiento” de la piel, de su frescura y de su aspecto terso, liso y juvenil. El hecho de que los rayos UV-A estén siempre presente, incluso en los días de invierno y hasta en los ambientes cerrados (en realidad, pueden atravesar los vidrios), los vuelve peligrosos, a debido a su acción continua”.
Por otro lado, según la misma investigación, “tomar bien el sol puede protegernos de la esclerosis múltiple, favorece la vida sexual, fortalece los huesos, y mejora la calidad de las horas de sueño, entre otros beneficios”.
Científicos creen que la exposición al sol estimula el metabolismo, acelerando la actividad de las células e incluso, algunos investigadores aseguran que el sistema inmunitario queda reforzado por los rayos solares, por lo que el organismo es más resistente a las enfermedades infecciosas. Además, los rayos ultravioletas ejercen buenas acciones antisépticas, gracias a sus propiedades antimicrobianas.
Abusar del sol es contraproducente para la piel, y es por eso que la doctora Londoño recomienda:
1. Usar protector solar con FPS por encima de 30, lo ideal es que sea de FPS 50.
2. No tomar el sol entre las 10 y las 3 de la tarde, pues es el momento de mayor intensidad y es cuando los rayos caen perpendicularmente a la tierra, por lo cual se tienen más posibilidades de daños y quemaduras.
3. Retocar el protector cada 2 horas o 3 horas, porque su efecto no es permanente.
4. Si se practican deportes en los que la persona deba exponerse al sol y sude, hay que retocar cada 2 horas el protector solar.
5. No olvide llevar gorras y ropa adecuadas. “Es esencial que protejan las áreas importantes del cuerpo”, dice la experta.

Las radiaciones UVA y UVB son, en parte, filtradas por el ozono en la atmósfera, por eso es tan importante la problemática de la capa de ozono.
Estas radiaciones, además de producir los efectos antes citados, impactan contra el material genético de las células de la piel, el ADN, y generan mutaciones, que en algunos casos se pueden traducir en la transformación hacia una célula maligna, dice la citada investigación.