Llegando a pesar hasta 2 kilos, sorprendentemente la microbiota intestinal ejerce funciones nutricionales, metabólicas y protectoras, que la vuelven indispensable para las personas, a la vez que nuestro organismo le entrega nutrientes y condiciones adecuadas para su crecimiento.
Es un ecosistema bacteriano que alberga unos 100 trillones de microorganismos y es importante para la salud digestiva puesto que facilita la absorción de nutrientes y actúa como defensor frente a agentes que no sean buenos para el humano.
“Una mala alimentación, infecciones, tratamiento con antibióticos e incluso el estrés pueden debilitar y desequilibrar la flora intestinal”, explica el doctor Óscar Triana, gerente médico de Sanofi.
Es entonces cuando puede presentarse la disbiosis intestinal, que representa cambios en la microbiota, en su actividad metabólica y en su distribución local. Este desequilibrio puede producir enfermedad inflamatoria intestinal, patología biliar, asma, atopia e incluso enfermedades del sistema cardiovascular.
De acuerdo con el doctor Triana, esta pérdida del equilibrio también se hace evidente en patologías como el síndrome del intestino irritable (SII) o enfermedades inflamatorias intestinales.
La disbiosis se puede manifestar con síntomas intestinales como gases, dolor, mala digestión y diarrea, siendo este último uno de los síntomas más comunes. No obstante, puede tener relación con órganos extra intestinales y asociarse con diversas condiciones como obesidad y con situaciones de estrés, tratamiento con antibióticos o medicamentos de uso crónico y envejecimiento.
¿Qué hacer?Para controlar la proliferación de microorganismos dañinos en nuestro organismo, contamos con los pro bióticos, bacterias benéficas que estimulan la reconstrucción y el fortalecimiento de los microorganismos vivos necesarios para nuestro sistema digestivo (la palabra probiótico, de origen griego, significa “a favor de la vida”). Sin embargo, si ya hay un desequilibrio en la microbiota, el Dr Triana recomienda:
La disbiosis se puede corregir a través de la dieta con alimentos que contengan sustancias que alimenten a las bacterias positivas de nuestro intestino, como las verduras y las frutas.Se debe tener moderación en el consumo de proteínas, grasas y carbohidratos.
Para tener una buena salud digestiva, para un tratamiento integral y recuperación más rápida, debe sumarse la reconstrucción y restauración de la flora intestinal que se encuentra desequilibrada, disminuida y debilitada.
Una de las principales fuentes naturales de probióticos es la leche materna. La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia humana exclusiva durante los primeros seis meses de vida, pues ésta promueve el desarrollo de la microbiota intestinal del lactante que contribuye en la prevención de enfermedades comunes en la infancia como los son las infecciones gastrointestinales, respiratorias y la prevención de alergias.
