Responde la médico-pediatra María Elena Buendía*:
La lectora Yosi Ortega pregunta:¿Por qué ocurre la sudoración excesiva en las manos y pies de los niños? ¿Qué hacer para controlarlo?
La sudoración excesiva, o hiperhidrosis, es un fenómeno frecuente, y generalmente benigno, y es secundario a la producción anormal de sudor, en cantidades superiores a las necesarias para mantener nuestra temperatura normal. Puede ocurrir a cualquier edad, y en cualquier etapa del desarrollo; y no tiene una causa conocida, pero hasta en un 30 a 35% de los casos puede existir algún antecedente familiar, por lo que se ha propuesto que tenga un componente genético.
Se puede presentar de forma generalizada (afecta todo el cuerpo), o de forma focal (se produce en una parte específica del cuerpo). De ésta última, el 60% afecta las palmas y las plantas. Cuando se presenta de forma generalizada, se debe sospechar que sea secundaria a otras patologías, como alteraciones de la glándula tiroides, o Diabetes Mellitus.
Dependiendo de la severidad, puede afectar la calidad de vida, perjudicando las relaciones sociales de los niños, especialmente en los adolescentes. Y es aquí cuando debemos iniciar tratamiento. Dentro de las opciones terapeúticas están los antitranspirantes, que actúan bloqueando los conductos excretores de las glándulas sudoríparas, y son la primera medida que recomiendan los dermatólogos, compuestos principalmente por sales de Aluminio.
Existen otros procedimientos más invasivos y más riesgosos como: Aplicación de Toxina botulínica (Botox, ayuda a inhibir la sudoración grave, especialmente en las axilas); Iontoforesis, que busca introducir iones en la piel a través de corriente eléctrica, y se usa principalmente en manos y pies; y las medidas quirúrgicas (siempre deben ser la última opción), en las que se retiran (exéresis) las glándulas sudoríparas del lugar afectado.
La lectora Marce Acuña pregunta:¿Cómo controlar la fiebre en los niños? ¿Cuándo acudir a urgencias o al médico por fiebre?
La fiebre no es una enfermedad, es un síntoma de que está ocurriendo algo más en los niños, y afortunadamente, la mayoría de las veces será secundaria a cuadros virales e intrascendentes. Además, ésta constituye un mecanismo de defensa del cuerpo ante cualquier infección. Es decir, que cuando un niño tiene fiebre, es porque su cuerpo se está defendiendo.
Siempre se debe cuantificar la temperatura, a través de un termómetro, sea de Mercurio, o digital y en caso de que sí presente fiebre (presente temperatura igual o mayor a 38 grados), se debe: administrar más líquidos de lo normal, disminuir al máximo la ropa, reducir la actividad, mantener una temperatura ambiental normal con buena circulación de aire, bañar y colocar paños de agua tibia. Nunca se debe utilizar baños de agua fría, o compresas de agua fría, ni tampoco aplicación de alcohol sobre la piel.
Dentro de los medicamentos usados para controlar la fiebre, el más seguro siempre será el Acetaminofén o Paracetamol, la dosis debe ser indicada por algún médico o profesional de la salud instruído. Existen otros medicamentos antipiréticos, como Ibuprofeno, Nimesulida, Naproxeno, pero la indicación de éstos debe quedar supeditada a cada especialista tratante. No se debe usar nunca Aspirineta, Asawin, o ácido acetilsalicílico en general en los niños, por alto riesgo de presentar el Síndrome de Reye, que ocasiona daño cerebral súbito, y problemas hepáticos.
Dentro de los signos de alarma para acudir a urgencias en un niño con fiebre se encuentra: 1. Niño menor de 3 meses; 2. Temperatura superior a 40 grados centígrados; 3. Más de 3 días con fiebre; 4. Sufre de enfermedades crónicas (cáncer, problemas en el corazón); 5. Presenta dolor de cabeza intenso y ha realizado varios vómitos; 6. Presenta dificultad respiratoria, convulsiones, somnolencia, irritabilidad.
Por último, es falso que el limón en el ombligo baja la temperatura, la fiebre alta causa meningitis o hace convulsionar, o existe la fiebre interna. Todos los pacientes requieren exámenes de sangre, exámenes de orina o tomografías.
*No se deben tomar las recomendaciones como un diagnóstico. Se debe consultar al médico.
