La anatomía del cuerpo humano, incluyendo las funciones de los órganos principales e incluso de algunas glándulas a primera vista insignificantes, son lo más cercano a la perfección. No cabe duda que el diseño interior con el que nacemos no está dado por la casualidad, sino por la relación de cada uno de ellos para cumplir tareas específicas. Por mucho que intente, el ser humano sería incapaz de igualar su funcionamiento, así que desde cualquier perspectiva, cada uno de nosotros como seres humanos somos total y completamente especiales.
El hígado para hacernos una idea de la importante labor que cumple, es considerado el segundo órgano más grande del cuerpo (después de la piel). Puede llegar a pesar en un adulto, de tres a cuatro libras y entre sus funciones se encuentra purificar la sangre, eliminar los desechos y toxinas, y servir de bodega para almacenar los nutrientes de los alimentos y utilizarlos cuando el cuerpo los requiera.
Este órgano almacena las vitaminas, hierro y minerales que provienen de los alimentos que consumimos, y asímismo produce ácidos biliares, indispensables para descomponer las grasas y garantizar la absorción de las vitaminas A, D y E. Por otro lado, el hígado también se encarga de eliminar infecciones.
Cuando el hígado deja de funcionar, su capacidad de filtrar y almacenar nutrientes se anula y no logra regenerar su tejido hepático; se empieza a originar tejido cicatricial y entonces el hígado se descompensa y puede llegar a dañarse totalmente.
Según datos y estadísticas entregados en un informe de la sociedad Americana del Cáncer, el alcohol es uno de los factores de riesgo para el hígado, que puede llegar a producir cáncer en este órgano, siendo la primera causa la hepatitis.
LA CIRROSIS, AMIGA DEL ALCOHOLLa cirrosis es una enfermedad que ataca al hígado directamente, produciendo cicatrices en el mismo, las cuales pueden prolongarse debido a lesiones o enfermedades sufridas por largo tiempo. En mayor medida, esta enfermedad es producida por alcoholismo crónico, lo que impide que este órgano continúe realizando su tarea de forma normal.
Cuando un hígado tiene corrosis se produce un efecto escamoso sobre él, que, de empeorar, lo daña o produce cáncer, tal y como lo señalamos anteriormente. En ambos casos es entonces cuando se piensa en los transplantes para poder salvar la vida del paciente.
Pese a lo anterior, los médicos consideran que el hígado es un órgano fuerte y que se regenera fácilmente, pero claro, sometiéndolo a los cuidados necesarios.Hay alimentos que sirven para todo así que es bueno que miremos cuáles deben estar obligatoriamente en nuestra dieta. Para cuidar el hígado es recomendable ingerir:
- Remolacha, brócoli, arroz integral, zanahoria, huevo, ajo, espinaca,tomate y germen de trigo, melones, papaya, y pimientos pues tienen un efecto que lo sana y limpia, además contienen antioxidantes que ayudan al hígado a deshacerse de los radicales libres, que son partículas que reaccionan en nuestro cuerpo dañando las células que produce el hígado.
Al consumir estos alimentos ricos en antioxidantes, de manera más fácil ya sea a través de la orina o las heces, el hígado elimina las sustancias nocivas para nuestro cuerpo.
