Cuando era niña veía relámpagos y sombras en la pared cuando me mencionaban la palabra odontología, porque, como todo niño, me imaginaba un cruel personaje riéndose a carcajadas y con una fresa en la mano, que me pedía abrir bien la boca.
Resulta que nunca pensé que con el tiempo, ya las visitas al odontólogo se iban a promocionar en comerciales sensacionales, donde se muestra una sonrisa espectacular tras otra; dientes realmente blancos, incluso en HD (lo cual aún me inquieta) y sobretodo nunca creí que nacieran unas enormes ganas en mí de ir a visitar a un odontólogo sin tener ningún problema en mi boca y solo por mero gusto.
Se llama Odontología Estética y llegó para quedarse desde que en el siglo XX hubo adelantos notables en este campo.
La estética dentofacial busca crear armonía entre la cara y los dientes, a través de tratamientos que los restauran, blanquean, o embellecen para que luzcan perfectos, algo así como sonrisa de Barbie o Ken, en su defecto. Usualmente el blanqueamiento y las prótesis fijas son los tratamientos más solicitados.
Los odontólogos del centro médico los ejecutivos, Piero Fernandez Mates y Maria Angélica Fonseca, expertos en odontología estética explican que al momento de un diseño de sonrisa, el paciente debe tener claras sus expectativas, pero sobretodo ser realistas. “Un blanqueamiento dental, por ejemplo, aclara de uno a tres tonos y muchas veces sucede que en la televisión ven unos dientes celestiales, cuyo resultado es casi imposible de conseguir” Sin embargo, aclara, “el resultado también depende de la destreza del profesional”.
Actualmente se están utilizando placas laminadas o Carillas que recubren la cara anterior de los dientes y permiten su maleabilidad, sin causar tanto daño.
Odontología que cuida
Podría decirse que la odontología comercial está alejada de la científica. “La odontología científica trata de no dañar el esmalte de los dientes para que permanezcan saludables, por ello es importante que se utilicen elementos de calidad, que en lo mínimo causen desgaste”. Afirma Fernández.
El peróxido de hidrógeno, usado para blanquear los dientes se utiliza usualmente en un 35% y 45% y resulta agresivo para el esmalte, produciendo alta sensibilidad, desmineralización y microfracturas en el diente, sin embargo, explica Fonseca “El peróxido de Carbamida es el más recomendable pues al concentrarse en un 10% solo tiene 3.5 % de peróxido de hidrógeno, lo cual causa menos sensibilidad y tiene mejores resultados”.
Mientras escuchaba las recomendaciones, en un cómodo banquito supe que unos dientes hermosos se pueden lograr, pero con el debido cuidado.
