Las infecciones vulvovaginales suelen ser penosas e incómodas para las mujeres. No obstante son el motivo de consulta más común al ginecólogo.
Pero este tipo de infecciones son normales, lo más importante es detectarlas a tiempo y tratarlas de manera adecuada, además de estar siempre trabajando por prevenirlas.
“Las infecciones vulvovaginales son muy incómodas y en ocasiones hasta dolorosas por los síntomas que las acompañan, los cuales impactan el plano personal, sexual e incluso social de las mujeres”, dice el ginecólogo Julio Faciolince.
Según Faciolince, la incidencia de estas afecciones ha aumentado con el paso de los años debido a que los estilos de vida de las mujeres han cambiado.
“A medida que las mujeres han ido cambiado sus estilos de vida porque ahora son más activas laboral, social y sexualmente su pH y la flora bacteriana vaginal también ha ido cambiando. Entonces ha aumentado el estrés, las depresiones, hay cambios hormonales y todo esto se refleja en la flora bacteriana”, señala.
“La flora bacteriana es la que protege la vagina, está constituida por unas de bacterias buenas llamadas lactobacilos o bacterias del ácido láctico que hacen que haya un medio adecuado para que en la vagina no crezcan bacterias patológicas o malas; la flora es como el sistema de defensas vaginales, y cuando ésta se trastorna, se produce la infección porque hay invasión de otros gérmenes que son patógenos”, agrega.
Las hay de dos clases
Las infecciones vulvovaginales están divididas en dos grupos: “Un grupo está conformado por las que son por transmisión sexual y otro por aquellas de no transmisión sexual. Las de transmisión sexual son infecciones por virus, cuyo factor de riesgo principal es la promiscuidad; en la actualidad son más comunes en la segunda década de la vida, en mujeres jóvenes entre la adolescencia y hasta los 30 años. Entre ellas tenemos: Virus de Papiloma Humano (VPH), que puede introducirse en la vagina y el cuello hasta ocasionar cáncer de cuello uterino; herpes, VIH, hepatitis B y C y la infección por la bacteria Clamidia trachomatis, que produce cervicitis y endocervicitis y es una de las causas de infertilidad en la mujer porque puede obstruir las trompas”, explica el ginecólogo.
“Las lista de infecciones de no transmisión sexual, las cuales se curan fácilmente, la encabeza la infección por Cándida albicans que sucede cuando un hongo invade la vagina; le sigue la bacteria Gardenella vaginal que causa infecciones que producen mucho flujo y mal olor; en tercer lugar están la infección parasitaria causada por la bacteria Tricomona, que es menos frecuente”, añade.
Para el profesional, vale la pena aclarar que la cistitis no es una infección sino una afección en la vejiga que produce ardor al orinar.
Indica que entre más infecciones vulvovaginales existan, más riesgo hay de que esas infecciones asciendan por la vagina hacia el cuello uterino, sigan a las trompas y obstruyan los ovarios, causando infertilidad.
Son factores de riesgo las alteraciones en la flora vaginal que se pueden dar por promiscuidad, estrés, depresión, cambios climáticos, presiones laborales, o por cambios hormonales como la etapa postmestrual o menopausia, atrofias vaginales y el embarazo.
Síntomas
Ante alguno o varios de estos síntomas, consulte a su ginecólogo:
- Ardor vaginal.
- Flujo permanente o de mal olor y color.
- Sensación de humedad.
- Dolor durante la relación sexual.
- Prurito o picazón.
- Practicar sexo seguro usando los mecanismos de prevención.
- Buena higiene vulvovaginal: existen jabones con ácido láctico y los genitales se pueden bañar dos veces al día. No usar los jabones corrientes, pues la mayoría son alcalinos y alteran el pH vaginal.
- Tratar de llevar una vida tranquila disminuyendo los factores de riesgo de estrés y depresión.
- Ser más cuidadosas con la limpieza de los genitales durante etapas menstruales, después de las relaciones sexuales y durante la menopausia.
- Acudir a consulta ginecológica apenas se tengan los primeros síntomas.
- No usar duchas vaginales.

