Factores como la herencia, la profesión u oficio (sedentarismo, estar de pie o sentado por mucho tiempo), la obesidad, el uso de anticonceptivos orales y otras enfermedades, pueden ocasionar las incómodas y a veces dolorosas várices.
Aunque son más comunes entre las mujeres, también se presentan en hombres, sin determinación de edad.
Más de 200 millones de personas sufren de várices en nuestro continente, y en Colombia el 40% de la población tiene potencialmente la posibilidad de desarrollar várices o úlceras varicosas, según
Éstas además de generar incomodidad estética, pueden causar graves complicaciones funcionales en los miembros inferiores.
Existen varios procedimientos que han sido usados en Colombia para tratar este problema de salud.
El más conocido es la resección o extirpación quirúrgica de la vena (stripping), quizás el método más antiguo, pero muy doloroso, que además presenta alta probabilidad de que reaparezcan.
Hoy llega al país la ablación por radiofrecuencia, una técnica mínimamente invasiva y menos dolorosa.
“Estoy convencido de las bondades de esta nueva tecnología. Sin embargo, su proceso requiere un amplio conocimiento del sistema venoso, razón por la que es indispensable el conocimiento y utilización del ultrasonido, un examen no invasivo, que permite identificar el estado real de los vasos sanguíneos y el sistema circulatorio, para poder planificar una cirugía adecuada para cada paciente”, afirma Jairo Ramírez Cabrera, especialista en Cirugía General, Vascular y de Tórax, uno de los pioneros en la aplicación de la técnica de Ablación por Radiofrecuencia en Colombia.
Es un procedimiento más seguro y hoy es el más utilizado en Europa y Estados Unidos.
¿De qué se trata?
En ablación se utiliza un catéter o un tubo pequeño insertado a través de una pequeña incisión en la piel.
Antes y durante el procedimiento, el radiólogo examinará la vena afectada mediante un monitoreo no invasor por ultrasonido para mirar debajo de la superficie de la piel.
En vez de usar rayos-x, el ultrasonido genera cuadros con ondas de sonido cuyo tono es demasiado alto para poder ser oído y no hay riesgo asociado con la radiación.
Antes de comenzar el procedimiento, se adormece la piel y se inserta una pequeña aguja en la vena del reflujo guiado por el ultrasonido, luego se introduce el catéter para administrar la energía láser o de radiofrecuencia, todo esto calienta la vena y la sella.
Según Ramírez Cabrera, el catéter que alcanza temperaturas entre los 800 y mil 200 grados centígrados, hasta cauterizar la vena.
La vena enferma se encoje y la cicatriz va disminuyendo después del tratamiento, dando pocas posibilidades de que reaparezca.
Lo que el paciente siente al realizar este tratamiento es un adormecimiento en la pierna debido al anestésico local, cuando ya se haya administrado la energía térmica, la vena debe estar adormecida y sin dolor, por lo general la ablación dura alrededor de una hora.
Alternativas en casa
Además de los procedimientos quirúrgicos existen algunas alternativas caseras para prevenirlas o evitar su molestia, luego de que aparecen:
No permanecer de por mucho tiempo de pie.
No permanecer mucho tiempo sentado o sin moverse.
En las noches, de vez en cuando ponga las piernas hacia arriba y recostadas a la pared. Esto le ayudará a su sangre a circular mejor.
