Si uno contesta el teléfono y oye “hola, ¿cómo estás?”, es probable que esas palabras sean suficientes para reconocer al interlocutor... a menos que uno tenga dislexia.
El estudio no es una simple curiosidad. Se ajusta a investigaciones para descubrir las bases del alfabetismo y cómo pueden ser dañadas. El objetivo final: detectar a los niños en riesgo antes de que abran sus primeros libros, en lugar de diagnosticarles dislexia cuando ya van en segundo grado y tienen muchas dificultades para leer.
“Todo el mundo está interesado en entender las raíces de la dislexia, para poder intervenir a tiempo y tratarla”, dijo el neurocientífico cognitivo John Gabrieli, del Instituto Tecnológico de Massachussetts, principal autor del estudio publicado la semana pasada en la revista Science.
DISLEXIA
Se piensa que la dislexia afecta a entre 8 y 15% de los estadounidenses, causándoles problemas para leer y escribir. No es un problema de inteligencia ni de la vista, sino que está basado en la comprensión del lenguaje.
El cerebro tiene problemas con lo que se conoce como el “procesamiento fonológico”, la capacidad de distinguir y manipular sonidos, como “ba” y “pa”, que a la larga tienen que ser vinculados con letras y palabras.
Un estudiante de posgrado en el laboratorio de Gabrieli se preguntó si la dislexia afectaría también el reconocimiento de voces. Después de todo, las diferencias sutiles en pronunciación ayudan a distinguir a las personas.
¿Cómo examinar el problema? Estudios previos han mostrado que es más fácil reconocer voces si hablan tu propio idioma. Así, los investigadores reclutaron a estudiantes universitarios angloparlantes, la mitad de ellos con dislexia.
Los participantes en el estudio miraron a personajes en dibujos animados _como un payaso, un mecánico, un jugador de fútbol_ hablar inglés o chino, para familiarizarse con el sonido de sus voces.
Entonces se les pidió que identificaran correctamente cada voz con su personaje. Los voluntarios identificaron bien a los personajes que hablaban chino solamente la mitad de las veces, sin importar si tenían o no dislexia.
Pero cuando escucharon a los personajes angloparlantes, los voluntarios con dislexia aún respondieron correctamente sólo la mitad de las veces, mientras que los no disléxicos lo hicieron en 70% de las ocasiones.
Eso proporciona nueva evidencia del fuerte lazo entre la dislexia y los problemas fonológicos. Gabrieli dice que planea realizar el estudio con niños de cinco años.
