Seguramente por estos días santos habrá cierto ambiente de tranquilidad que le permitirá a cada persona tener momentos de soledad.
Es importante que aproveche esos espacios para que reflexione sobre su vida, se reencuentre consigo mismo y con Dios.
“Son muchos los provechos que se le pueden sacar a esta Semana Santa, entre ellos el de tener espacios de acercamiento entre uno mismo y su corazón, para que de esta manera se pueda dar una reflexión y una buena aproximación a Dios”, afirmó el sacerdote, José Perdomo.
Y es que estos momentos ayudan a aclarar ideas, a conseguir paz interior y a continuar la vida con mejor estado anímico.
“Esto enriquece el espíritu y le ayuda a cada quien a actuar de mejor manera”, dijo el Sacerdote.
Se deben evaluar entonces todos los aspectos de la vida que se lleva.
“Se debe evaluar si estamos haciendo las cosas acorde con Dios; pensar si estamos sirviendo, porque a eso fue que vinimos a esta mundo; preguntarnos si estamos amando, como lo indica el mandamiento nuevo; reflexionar sobre nuestra capacidad de perdón, revisar si nuestras relaciones las estamos llevando en medio de estas características, si estamos siendo realmente honestos con los demás y con nosotros mismos”, explicó el Cura.
“Todo eso porque aunque delante de nosotros está el bien y el mal para que escojamos, Dios nos hizo como personas buenas y es así como debemos actuar”, agregó.
Los beneficios
Hacer estas reflexiones tiene muchas ventajas al interior de cada persona.
Al acercarse a sí mismo, cada ser adquiere mayor capacidad de seguir viviendo su vida, creciendo en madurez y con un mínimo de obstáculos lo cual es fundamental en el camino hacia la autonomía e independencia.
Los profesionales de la Psicología señalan que es de vital importancia buscar espacios de soledad para reencontrarse consigo mismos porque a medida que pasa el tiempo, la vida va realizando cambios al interior de cada uno y es importante continuar conociéndose.
“El conocimiento y el amor van ligados, por lo tanto en la medida en que nos conocemos aumenta el amor propio, la autoestima y todas las clases de amor que existen se fortalecen en la mente”, señaló la psicóloga, Sandra Rueda.
Según la profesional, en el hombre se dan tres clases de amor: el amor a Dios, el amor por sí mismo y el amor por los demás.
El primero es de fe, de creencia en lo que no se ve, es decir, en lo divino.
El segundo es la valorización de lo que se es, basado en la creencia de quien lo creó.
Y el tercero es la manifestación del afecto hacia los demás con base en fundamentación de la relación con Dios y con usted mismo.
Por estas razones buscar espacios para reencontrarse con Dios y consigo mismo es tan importante para el resto del actuar.
Sólo de esta manera parece encontrársele el sentido a la vida.
¿Cómo lograrlo?
No le tema a la soledad y al contrario haga de ella una amiga más; aprenda a disfrutar de estar solo, de vez en cuando comer solo, caminar solo y no depender siempre de una compañía física.
Cuando este solo, hable con Dios, aunque siempre sabe en qué anda cada persona, no está mal que se desahogue con Él, que siempre lo escuchará.
Converse con usted mismo sin pena alguna, pues aunque muchas personas lo nieguen es inevitable que en esos momentos de soledad no se pronuncie palabra, lo cual no significa que usted esté hablando solo porque lo está haciendo con usted mismo, la persona que más lo escucha después de Dios.
En esas conversaciones enfréntese con la verdad, no se mienta para que pueda reconocer sus errores y avanzar en todos los planos de su vida, no tenga miedo de reconocer que se equivocó y menos de intentar enmendar su error, témale más a no aceptarlo y a seguir viviendo así, recuerde que el haber hecho las cosas mal durante mucho tiempo, no sig-nifica que se deban seguir haciendo de esa manera.
