El drama que viven cientos de familias damnificadas por las inundaciones en la Mojana y el San Jorge continúa y la situación de pobreza es latente.
En la zona de Rabón, en el corregimiento El Cauchal, y las veredas Las Pozas y Calle Nueva, de San Benito Abad, al igual que en La Sierpe, jurisdicción de Sucre Sucre, familias damnificadas habitan todavía en cambuches sobre la carretera.
Estas hace más de un año dejaron sus casas, debido a las inundaciones generadas por las aguas del río Cauca en el chorro de Caregato, que afectó a varios municipios sucreños.
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Aunque en las últimas semanas el agua empezó a bajar en un sector y algunos retornaron a sus casas, las encontraron deterioradas por los embates del agua.
Otras familias desean volver a sus viviendas, pero permanecen en la vía, porque no cuentan con los recursos para adecuarlas y habitarlas de manera digna, como tampoco tienen cultivos y otros medios de subsistencia.
Ejemplo de ello es Marta Delgado, una madre de familia, oriunda de la vereda Las Chispas, quien hoy se encuentra apostada en la carretera principal que une a San Marcos con Majagual, viviendo en un pequeño cambuche.
Ella está allí con su esposo y sus dos pequeños hijos, pero no han podido volver a su casita en Las Chispas porque parte de esta se vino al suelo.

“No tenemos nada para retornar y aquí nos quedamos rebuscándonos, vendiendo las empanaditas para poder sobrevivir. Lo poquito que teníamos, como era el cultivo de plátano y cocos, se lo llevó el agua”, dijo de manera nostálgica.
El drama para esta familia ha sido mayor en las últimas horas, porque precisamente en la madrugada de este miércoles sintió -dice ella- el susto más grande de su vida, cuando un rayo impactó el árbol debajo del cual tienen levantado su cambuche.
“Volvimos a nacer, estamos sobreviendo, es muy triste esta situación y pedimos a Dios que tenga misericordia y que el Gobierno nos ayude”, expresó con mucha tristeza.

“Tocará regresar a la vía”
Yomira Badel, de 26 años, solo hace ocho días retornó a su casa en la vereda Las Chispas, con su pareja que se dedica a la pesca y su hijo de 5 años de edad.
Señaló que el año anterior recibieron una ayuda humanitaria, pero ahora no les ha llegado nada, y estuvieron ocho meses viviendo en un cambuche en la carretera.
Badel indicó que ha sido dispendioso volver a su casa, por el lodazal que hay luego de bajar la inundación. Además no son muy optimistas, pues en los últimos días ha llovido y el agua está empezando a subir en el caño de Rabón, por lo que están pensando que como va la situación tendrán que salir nuevamente a la carretera.

¡Que cierren Caregato!
Ante este panorama, el clamor de los habitantes de la Mojana y el San Jorge es que cierren Caregato, porque ya no soportan más. Llevan casi año y medio afectados por las inundaciones de este chorro del que dicen "se nos llevó todo".
Actualmente estas comunidades subsisten de la pesca. Los pobladores salen de faena en la mañana y retornan al mediodía a los puertos improvisados, en donde los intermediarios compran el pescado, ya sea moncholo, bocachico, bagre y otras especies, que posteriormente son llevadas a los mercados mayoristas o vendidas a orillas de la carretera.
La esperanza de los pobladores es que el Gobierno del cambio les tienda la mano, lleguen las anheladas ayudas, porque lo que han denominado gremios de la región como la posinundación trae consigo su propio drama social: hambre y falta de oportunidades de trabajo.