La rabia de los taxistas por la aparición de un nuevo servicio, el cual para ellos representa una competencia ilegal, se extiende por toda Colombia y ya llegó a Sincelejo.
Así lo dejaron ver las directivas de la Asociación Alianza Nacional de Taxistas, una agremiación que nació en la capital sucreña y que ya entró a apoyar el rechazo contra el creciente servicio llamado Uber.
Y es que los taxistas tradicionales de Sincelejo y del resto del país observan como una gran amenaza esta nueva estrategia de transporte, por eso han decidido no dejarla entrar a su territorio, pues esto atentaría contra su patrimonio.
Por ello, el gremio de taxistas convencionales de la ciudad de Sincelejo, alrededor de mil 500 legalmente constituidos, están dispuestos a capacitarse e incluso a aprender inglés para ofrecer un mejor servicio y bilingüe.
Al mismo tiempo, ellos han solicitado al Gobierno local su respaldo para encarar este “flagelo”, el cual están seguros llegará tarde o temprano a la ciudad de Sincelejo, dado el potencial turístico de la región, sector al que le apunta inicialmente el sistema Uber.
Así lo dio a conocer Nelson Vázquez, presidente y representante jurídico de la Asociación Alianza Nacional de Taxistas, quien explicó que la problemática no tiene que ver con una guerra de precios, sino con la ilegalidad y desigualdad de condiciones.
“El sistema Uber opera al margen de toda legalidad, bajo la figura del consumo colaborativo y no bajo la categoría de una empresa de transporte legalmente constituida”, afirmó Vázquez en entrevista con El Universal.
Los vehículos de Uber no tienen pico y placa, un cupo que para un taxi amarillo normal cuesta entre 70 y 130 millones de pesos, vale alrededor de seis millones de pesos, cobran las tarifas que quieran, en eso se basa tal inconformidad, según el mencionado líder.
El usuario de este servicio, que ya opera en Bogotá y Cali, no tiene que cargar efectivo, paga con tarjeta de crédito, no le cobran recargo, lo esperan y lo llevan a donde quiera, ofreciendo atenciones que no brindan los taxis amarillos convencionales.
Uber, que ya en la capital del país cuenta con 500 vehículos, funciona a través de una aplicación virtual y a nivel mundial ha provocado protestas de taxistas en ciudades como París, órdenes judiciales en Bruselas y una ley que les prohíbe circular en España.
Así como lo hizo el mototaxismo en nuestro medio, silenciosamente la nueva “empresa” fue tomándose espacios y ya tiene presencia en 100 ciudades de 40 países, donde ha ganado el apoyo de quienes necesitan un taxi para movilizarse, pues estos se sienten más seguros en los carros blancos de Uber.
La misma fuente explicó que Uber se defiende diciendo que es legal argumentado que no es una empresa transportadora, sino una plataforma virtual que facilita el vínculo entre los usuarios y los conductores, además se pueden cobijar bajo la figura de servicio especial.
También dicen que no son competencia y que son servicios diferentes, pues no van por las calles buscando pasajeros como los taxis amarillos, pues los vehículos blancos de Uber laboran bajo solicitudes que obtienen a través de la aplicación.
A los conductores de Uber les pagan semanalmente, les descuentan el 20% de cada servicio por uso de dicha aplicación, se han capacitado en atención al cliente y han hecho cursos de turismo, renglón en donde tienen su mayor fortaleza y por donde han penetrado en las grandes ciudades del mundo.
Entre tanto, las autoridades de tránsito en Bogotá y Cali, como en el resto de Colombia, no han tomado cartas en el asunto, ni decisiones contundentes como lo esperan los taxistas amarillos, quienes tienen previsto presionar al Gobierno nacional a que lo hagan con una huelga que tienen prevista para los próximos días.
