El amor por los animales, y en especial por las aves, tiene un nombre propio: Fundación Loros. Un refugio que nació en 2022 y que late en Villanueva, a 35 kilómetros de Cartagena, donde cientos de aves encuentran no solo resguardo, sino también la esperanza de volver a volar libres. Allí, un equipo humano trabaja cada día con la convicción de que conservar la biodiversidad es también proteger la vida.
Las labores se desarrollan en la finca El Paraíso, un nombre que no podría ser más acertado. En estas tierras, la organización sin fines de lucro se dedica a rehabilitar psitácidos y a regenerar el bosque seco tropical, un ecosistema herido que poco a poco recupera su fuerza. Hasta este lugar llegan aves incautadas por las autoridades ambientales o entregadas voluntariamente, cada una con una historia marcada por la pérdida de su libertad.
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En la Fundación Loros, cada animal es atendido por un equipo multidisciplinario de biólogos, veterinarios, guardianes ambientales y asistentes que los alimentan, los cuidan y los preparan para el momento más esperado: regresar a su hábitat natural y extender de nuevo sus alas al viento.
Liberación de 20 guacamayas en Bolívar: así se prepara el retorno
El Universal conoció que el próximo 3 de diciembre de 2025, veinte guacamayas de la especie Ara ararauna volverán a volar libres en el cielo del Caribe colombiano. Esta liberación forma parte de una alianza estratégica entre la Fundación Loros, la Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique (Cardique) y Corantioquia, en un esfuerzo conjunto por restaurar la vida silvestre del bosque seco tropical.
Este hito no es solo un acto de liberación, sino de esperanza: formar una bandada cohesiva de al menos 20 individuos es clave para garantizar la reproducción, adaptación y supervivencia de estas aves en libertad. Desde la organización cuenta que, la experiencia previa en 2023, cuando se liberó una primera bandada de 20 loros, demostró que estos procesos funcionan: hoy, esos mismos individuos regresan cada día a la fundación, manteniendo una conexión estable con su sitio de origen.
Restauración del hábitat y rehabilitación integral
El proceso de rehabilitación de estas aves comprende entrenamiento de vuelo, cohesión grupal, navegación y fidelización con el territorio, asegurando no solo su supervivencia, sino su integración activa en el ecosistema.
Cabe mencionar que, la alianza ha hecho posible la siembra de más de 20.000 árboles nativos, fortaleciendo el corredor ecológico del bosque seco tropical y contribuyendo a la restauración de un hábitat vital para la biodiversidad de la región.
Compromiso de una comunidad protectora
La comunidad de Villanueva ha sido una pieza fundamental en este proceso. Sus habitantes se han convertido en custodios activos de la fauna rehabilitada, promoviendo una nueva relación entre el ser humano y la naturaleza.
Desde la Fundación Loros se insiste en que la conservación no debe verse como un esfuerzo de exclusión, sino de integración.
Nuestro enfoque no busca excluir al ser humano ni mantenerlo al margen del proceso de rehabilitación y protección. Por el contrario, queremos convertirlo en parte activa de la solución desde el principio."
Alejandro Rigatuso, fundador de la iniciativa.

En particular, la comunidad campesina ha sido clave para la protección de los individuos liberados. Su respuesta ha sido tan comprometida que hoy hacen parte activa de las estrategias de conservación.
“Cuando un loro se pierde, la comunidad normalmente lo encuentra en menos de tres días. Eso es muy gratificante y demuestra el compromiso de Villanueva con el proyecto. Cada vez más personas del pueblo se acercan para reportar fauna en riesgo o entregarnos animales que han encontrado en peligro”, destaca Alberto Martínez Núñez, encargado de la Finca El Paraíso.
App de Fundación Loros, un aliado para la conservación de aves
Como una herramienta innovadora para consolidar este vínculo humano-animal, Fundación Loros le contó a este medio que está desarrollando una aplicación móvil de ciencia ciudadana. Esta permitirá a los habitantes del municipio registrar el avistamiento de guacamayas individuales, identificadas con medallas con códigos únicos colocadas en sus cuellos.
A diferencia de los registros genéricos por especie, esta app facilitará el seguimiento de cada individuo, generando información valiosa sobre sus zonas de vuelo, árboles donde duermen, sitios de alimentación y hábitos cotidianos. Estos datos enriquecerán las estrategias de monitoreo y conservación adaptativa.
La app también contará con un sistema de incentivos y premios periódicos para quienes realicen más registros validados, fortaleciendo la participación comunitaria. El modelo se inspira en experiencias exitosas como WingTags en Australia, y busca fomentar una convivencia armónica y colaborativa entre la población local y las aves en libertad.
Tika y Aruco: guacamayas que guían a otras hacia la libertad
Mientras la Fundación Loros se prepara para liberar las veinte guacamayas, dos pioneras ya han comenzado a volar libres: Tika y Aruco.

Ambas guacamayas fueron parte de un programa piloto que buscaba evaluar el comportamiento de individuos en libertad antes de la liberación colectiva. Desde su salida al bosque seco tropical, vuelan de forma autónoma pero regresan todos los días al punto de monitoreo de la Fundación, estableciendo una relación estable con su lugar de origen.
En algunos de sus vuelos, una de ellas es equipada temporalmente con un sistema de geolocalización GPS, lo que ha permitido al equipo técnico mapear sus trayectorias, identificar árboles de descanso, zonas de alimentación y hábitos de navegación en el ecosistema.
Durante uno de esos vuelos, se detectó una actividad repetida en los alrededores de una finca rural en un corregimiento cercano. Intrigados por las vocalizaciones y la permanencia de las aves en ese punto, el equipo de Fundación Loros realizó una visita al lugar.
Allí descubrieron una guacamaya azulamarilla en cautiverio, que habría sido reconocida o atraída por las guacamayas libres. A raíz de ese hallazgo, y en coordinación con Cardique, se inició el proceso de rehabilitación del ave, con el objetivo de que pueda ser liberada en el futuro.

“Es como si Tika y Aruco nos estuvieran mostrando dónde hace falta actuar. Son nuestras primeras exploradoras, pero también nuestras mejores aliadas”, afirmó Rigatuso.
Desde la Fundación Loros creen que historias como esta son la prueba viva de que la ciencia y la sensibilidad pueden volar juntas. La observación paciente, el apoyo de la tecnología y el instinto natural de las aves se entrelazan para acelerar los procesos de rescate y conservación. Todo con un propósito mayor: construir la visión de un cielo compartido, donde humanos y guacamayas vuelvan a encontrarse en libertad.