Habían pasado poco más de tres horas desde que salimos de Cartagena, cuando la van se desvió de la Ruta del Sol-Sector 3 (El Carmen de Bolívar-Plato) y empezó a transitar una carretera destapada. Por fortuna, marzo es un mes “seco” y aunque el camino se tornó ajetreado, de haber ido en invierno, el barro no nos habría permitido llegar a nuestro destino a tiempo.
Al cabo de unos minutos, y después de unos cuantos saltos provocados por el intento fallido de esquivar los huecos de la carretera, llegamos a Córdoba Tetón, el municipio ubicado en la ‘cinturita’ de Bolívar, ¿pero a dónde se había ido la gente? Las calles estaban solas. Era un paisaje bonito, andenes pintados, en la mitad de la calle había un corredor verde decorado con mosaicos de todos los colores y al fondo, en los mismos tonos, se divisaban las letras con el nombre del municipio.
Cualquiera habría podido pensar que los cordobeses estaban encerrados en sus casas escondiéndose del sol inclemente de las 10:30 a.m. pero era todo lo contrario.
“¿Dónde están todos?”, le pregunté a un señor que estaba de pie en el corredor recibiendo la sombra de un árbol. “En el colegio, esperando al gobernador, ya yo voy para allá”, me respondió con un toque de obviedad. Lea aquí: Gobernación de Bolívar inauguró megacolegio en Córdoba Tetón
En cualquier lugar del mundo, la inauguración de un megacolegio es un evento importante, pero yo, en mi mente citadina, no alcanzaba a dimensionar la magnitud de lo que significaba la apertura de esta nueva sede de la Institución Educativa Oswaldo Ochoa Becerra para la gente de Córdoba y sus alrededores, hasta que logré verlo -como dicen por ahí- con mis propios ojos.
Caminé una cuadra desde donde estaba hablando con aquel habitante. Doblé a la derecha y me encontré con una escena conmovedora.
A las afueras de la moderna institución, en plena calle y bajo el sol caliente, estaban los estudiantes de la IE Oswaldo Ochoa Becerra, sus padres y docentes.
“Bienvenido, gobernador. ¡Córdoba lo saluda!”, decía el pendón del ancho de la calle que sostenían dos estudiantes, cada una en un andén. Detrás de ellas, había una larga hilera de niños y niñas que agitaban por los aires globos largos y amarillos, al son de la Banda de Marcha Rafaelnuñista que se escuchaba de fondo, emocionados porque el mandatario Yamil Arana caminara por aquella ‘pasarela’ que habían formado.
Habitantes de Córdoba, sus corregimientos e incluso de otros municipios aledaños, habían llegado hasta allí para agradecerle en persona al gobernador por darle apertura a este megacolegio, cuyas obras estaban esperando desde hace varios años.
Y así fue, cuando la gente escuchó el helicóptero en el que llegó Arana, la ovación empezó y no cesó hasta que llegó a las afueras al colegio. Se tomó el tiempo de saludar a todas y cada una de las personas ahí presentes y cortó el listón en la entrada de la institución, acompañado del alcalde de Córdoba, Carlos Álvarez Tamara, y de la rectora Pilar Becerra Macías.
El colegio “se estaba cayendo”
Una vez dentro de la gran infraestructura, empezamos a conocer las historias que por meses se mantuvieron ocultas detrás de las paredes agrietadas de las antiguas sedes.
“Ese día estaban unos estudiantes en el aula de sistemas y cedió el techo, los estudiantes acababan de salir de ahí cuando se dieron cuenta de que el techo se estaba cayendo. Gracias a Dios no hubo ninguna víctima, sin embargo, evacuamos toda esa zona”, recordó Jersy Díaz Escobar, docente de Ciencias Naturales.
Y añadió: “Se nos cayeron ocho aulas en la sede principal. De ahí partimos a trabajar con pico y salón y en jornada contraria. A veces íbamos en las tardes, a veces en las mañanas. Los docentes nos pusimos la 10 porque nunca desfallecimos, si nos tocaba en la tarde, en la tarde íbamos, si nos tocaba en la mañana, en la mañana íbamos. A veces nos tocaba mañana y tarde y lo hacíamos, con tal de que los estudiantes no perdieran clases”.

Con el ‘pico y salón’, los niños, niñas y adolescentes debían ir a clases día de por medio, es decir, un día sí y al siguiente no. Pero hubo un punto en el que esto tampoco era suficiente, así que empezaron a implementar doble jornada (mañana y tarde) por grados, sistema que afectaba a unos más que a otros, como era el caso del padre de familia Robert Ochoa Guerra, de 57 años.
“Tengo a tres de mis hijos estudiando en esta institución. Tenía un niño en la mañana, me tocaba dejar los quehaceres en la finca en que trabajo y venir a traerlo temprano, después regresaba a las 11:40 a.m. a recogerlo. Nuevamente, en la tarde venía a traer a mis otros dos hijos, y regresar a recogerlos a las 5:40 p.m.”, explicó Ochoa.
Ahora, en el megacolegio recibirán a más de 800 estudiantes en una sola jornada, siendo este uno de los muchos beneficios que trae consigo la apertura de dicha sede.
Faltan algunos detalles
Pese a la apertura del nuevo megacolegio, algunos padres de familia y docentes quedaron con algunas preocupaciones.
“Faltan algunos detalles, detalles pequeños, la preocupación es que el gobernador entrega el megacolegio hoy y ya se olvide de Córdoba. Ellos tienen aproximadamente, según lo que nos informaron, cuatro meses para ir poniéndose al día con todos esos detalles”, precisó la docente Jersy Díaz.
Y agregó: “De igual forma, esos detalles que hacen falta no van a afectar la educación o no van a impedir que nosotros estemos aquí con los niños, porque las aulas están dotadas totalmente, pero tampoco queremos que sean ignorados”.
Toda la comunidad educativa de la IE Oswaldo Ochoa Becerra ha manifestado total agradecimiento por la apertura del megacolegio, aun así, le piden a la Gobernación que no los dejen en el olvido y que ojalá puedan culminar esos pequeños arreglos que hacen falta en algunas áreas de la sede dentro del tiempo establecido.
Sobre el nuevo megacolegio
La I.E. Oswaldo Ochoa Becerra cuenta con 22 aulas de clase básicas con capacidad de 40 estudiantes cada una, cinco baterías sanitarias, un laboratorio de ciencia, un taller de arte, un centro de recursos con capacidad para 80 estudiantes (biblioteca y bilingüismo), un aula de tecnología, un comedor-cocina con capacidad para 420 estudiantes, una unidad administrativa y una cancha multifuncional cubierta.