El pasado 19 de abril, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) dio a conocer las cifras de pobreza multidimensional en Colombia, las cuales indican la población con carencias en materia de salud, educación, habitabilidad, empleo y cuidado de la primera infancia.
De acuerdo con el informe, para el año 2023, el 12,1% de la población del país estaba en esta condición. El indicador disminuyó en comparación al 2022, que para ese entonces estaba en 12,9%.
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En Bolívar también hubo una reducción, sin embargo el índice sigue estando por encima de la media nacional. Según el Dane, en el 2023 el 18,4% de la población era pobre, cuando en 2022 se trataba del 19,4%.
Al desglosar más estas cifras se tiene que en las cabeceras municipales la pobreza multidimensional es del 14,9%, mientras que en los centros poblados y rurales dispersos es del 28%, lo cual evidencia una importante brecha.
Así mismo, hay diferencias en los hogares con jefatura masculina y femenina. Mientras que en los hogares liderados por hombres la pobreza es del 18,3%, en aquellos liderados por mujeres es del 18,5%.
La pobreza multidimensional tiene en cuenta 15 indicadores agrupados en cinco dimensiones. El Universal le explica cómo le fue a Bolívar en cada uno de ellos.
1. Condiciones educativas

La dimensión de condiciones educativas comprende dos indicadores: bajo logro educativo y analfabetismo.
El bajo logro educativo se da cuando en el hogar hay personas mayores de 15 años con menos de nueve años de educación. En Bolívar hubo una reducción en este aspecto. En el 2022 el indicador era del 45,8% y en 2023 bajó a 42,8%.
En contraste, el analfabetismo aumentó: estaba en 12,4% en 2022 y en 2023 pasó al 12,7%. Para este indicador, el Dane considera a todos los hogares en donde hay al menos una persona de 15 años o más que no sabe leer ni escribir.
2. Niñez y juventud

La dimensión de niñez y juventud consta de cuatro indicadores: rezago escolar, barreras a servicios para el cuidado de la primera infancia, inasistencia escolar y trabajo infantil. Según el informe, todos tuvieron una reducción.
El rezago escolar se refiere a los hogares donde hay menores entre 7 y 17 años con un número de cursos aprobados inferior al que exige la norma nacional para su edad. En 2022 este indicador estaba en 28,9% y en 2023 bajó a 28,4%.
En cuanto a las barreras a servicios para cuidado de la primera infancia, en 2022 estaba en 9,3% y en 2023 se redujo a 7,4%. Este indicador agrupa a los hogares donde hay niños entre 0 y 5 años sin acceso a los servicios de salud, nutrición y cuidado.
La inasistencia escolar, que se refiere a los hogares con niños entre 6 y 16 años que no van al colegio, también bajó. Pasó del 3% en 2022 al 2,6% en 2023.
Por último, el trabajo infantil, relacionado a los hogares con menores entre 12 y 17 años trabajando, pasó del 1,8% en 2022 al 1,5% en 2023.
3. Trabajo

La dimensión de trabajo comprende dos indicadores. El primero es el de trabajo informal, que si bien se redujo, es el más alto de todos los que aborda la pobreza multidimensional. En 2022 estaba en 83,7% y en 2023 bajó a 82,9%. Para esto, el Dane considera a los hogares que cuentan con al menos una persona ocupada sin afiliación a pensiones.
El otro indicador es el desempleo de larga duración, que bajó del 12,1% en 2022 al 10,2% en 2023. Aquí se incluyen a los hogares con personas que han estado desempleadas por más de un año.
4. Salud

La dimensión de salud cuenta con dos indicadores. El primero es el de la falta de aseguramiento en salud, que tuvo una reducción del 5,5% en 2022 al 5,3% en 2023.
El segundo, que son las barreras de acceso a los servicios de salud sí tuvo un incremento: pasó de estar en 0,3% en 2022 a 1,7% en 2023. Para este indicador el Dane considera a los hogares con personas que ante una enfermedad, accidente, problema odontológico o de salud no hayan podido acudir a un profesional o institución para tratarse.
5. Vivienda y servicios públicos

Esta dimensión cuenta con cinco indicadores de los cuales uno bajó, otro permaneció igual y otros tres subieron.
El único que tuvo un balance positivo fue el de hogares con material inadecuado de pisos, que pasó del 16,4% en 2022 al 13,7% en 2023. Esta es la proporción de personas que vive en viviendas con pisos de tierra.
El que se mantuvo igual fue el de los hogares sin acceso a fuente de agua mejorada, es decir, los que no tienen servicio de acueducto y por ende obtienen el agua de pozos, ríos, manantiales, carrotanques, aguateros o la lluvia. Se trata del 15,1%.
Por otro lado, subió el indicador de hacinamiento crítico, que pasó del 11,4% en 2022 al 11,5% en 2023. Aquí se incluyen los hogares donde hay más de tres personas por cuarto.
También aumentaron los hogares con material inadecuado de paredes exteriores, que son las que están hechas de madera burda, tablas, vegetales, zinc, telas, cartón o desechos. Este indicador pasó del 5,5% en 2022 al 5,7% en 2023.
Por último, el aspecto con mayor incremento dentro de esta dimensión fue el de inadecuada eliminación de excretas, que pasó del 32,7% en 2022 al 33,5% en 2023. Estos son los hogares que no cuentan con alcantarillado o que tienen inodoros sin conexión, bajamar o que no tienen servicio sanitario.