El puntaje que Luz Nellis Camacho Berrío obtuvo en el concurso docente etnoducativo nacional al que aplicó en 2006, le dio la oportunidad de escoger plaza entre varias opciones en Marialabaja. Pudo escoger dictar clases en el colegio de San José del Playón o en el de Retiro Nuevo, corregimientos más cercanos al caso urbano del municipio. Pero no, la ‘seño’ decidió irse a la sede principal de la Institución Educativa Santa Fe de Icotea, una escuelita que está en la remota vereda de Paso del Medio, inmersa en el corregimiento de Matuya.
“Porque soy campesina”, contesta Luz Nellis cuando se le pregunta por su caprichosa decisión. La docente complementa su respuesta explicando que nació en San Onofre, Sucre, donde conoció de primera mano las bondades del campo, así como las dificultades de todo tipo que surgen para quien quiere estudiar. La profesora entendió que tenía una misión clara.
Ya está por completar 10 años en la aventura que decidió emprender en Paso del Medio, en los que ha sido artífice de varios hechos que han logrado convertir a la Institución Educativa Santa Fe de Icotea en el eje de una comunidad. Uno de los logros más recientes es el reconocimiento que recibió de parte del Ministerio de Educación, a través del programa Colombia Aprende. De una convocatoria en la que participaron docentes de todo el país, fue seleccionada como uno de los 10 “Héroes de la educación”, maestros destacados por proyectos que generan impacto y transformación en el aula de clase. En la región Caribe, Luz Nellis fue la única escogida.
La zona rural de Marialabaja no se escapó del conflicto armado en el país. Recuerda la profesora Luz Nellis que, en 2007, cuando llegó a Paso del Medio, los temores por la violencia estaban aún presentes. “La situación estaba ‘fuerte’ y habían muchos padres de familia que querían irse”. Y la lejanía del único colegio que beneficiaba a la población infantil de la vereda –sin mencionar el complejo estado de la vía de acceso– suponía otra problemática a enfrentar, una nueva barrera para ir a estudiar. “Entre los docentes y padres de familia comenzamos ese año las gestiones para trasladar el colegio de esa zona (...) Sí acudimos al Gobierno, pero acá en Marialabaja hay tanta necesidad, que vamos es poco a poco (...) Decidimos entre todos reunir recursos y también contamos con el apoyo de la ONG Corporación de Desarrollo Solidario”.
Con el dinero que consiguieron, lograron mudar la escuela unos siete kilómetros más cerca a la vereda y a las viviendas de los estudiantes, consiguiendo un lote y también integrando a la comunidad con la construcción de la nueva infraestructura.
Superar el problema de acceder a la escuela solo fue una parte del proceso. El desplazamiento y sus secuelas fue el siguiente reto en la formación de los 130 estudiantes que en promedio tiene la escuela cada año.
“Los estudiantes de este colegio son desplazados, toda esta población es desplazada y por ende debe tener un tratamiento especial. No solo se les debe fortalecer la parte académica, sino también la parte psicosocial, tratar de que el colegio para ellos sea su mayor alegría, que se emocionen por venir al colegio”, explica la docente.
En ese sentido, desde el colegio se han desarrollado numerosos proyectos formativos en beneficio de los estudiantes y de las familias de la vereda. Uno de los que más destaca es el que denominaron “Fortalecimiento de la Convivencia y Paz en un marco Intercultural de la Institución Educativa Santa Fe de Icotea”. La iniciativa es coordinada por la profesora Luz Nellis y según lo describe, propone un “retiro académico” de fin de semana, en el que los jóvenes fortalecen sus capacidades. “Con este proyecto hacemos dos encuentros al año, los estudiantes llegan al colegio un sábado en la mañana y se devuelven a su casa el domingo en la tarde. Los padres de familia se turnan para hacer vigilancia, mientras los maestros trabajamos con los niños temas como el autocuidado, manejo de emociones, comportamiento adecuado en casa y relaciones interpersonales. Integramos un componente de danza, donde por medio del movimiento de sus cuerpos los alumnos expresan todo lo negativo que tienen. También se integra la pintura, con lo que ellos expresan lo que de manera oral no pueden”, afirma la maestra.
Por este proyecto y por su labor en la escuela y la comunidad, casi que sin enterarse Luz Nellis fue postulada a la convocatoria de “Héroes de la educación”. “Supe que estaba postulada cuando quien lo hizo, una de las tutoras de Colombia Aprende en la región, de repente me dijo que podrían hacerme una visita del Ministerio de Educación para conocer nuestro proceso. La tutora dice que me postuló porque aquí están pasando muchas cosas importantes que deben darse a conocer y ahora nos comunicaron que quedamos seleccionados”, comenta con modestia.
La maestra Luz Nellis hace ahora parte de un grupo de 10 profesores que a nivel nacional se destacan por sus esfuerzos en el mejoramiento de las condiciones de los entornos escolares. Como parte del reconocimiento de esta convocatoria, se realizará un documental con las historias de estos 10 maestros para visibilizar sus procesos. El material audiovisual estará a cargo del director, guionista, productor de cine Sergio Cabrera, quien estuvo la última semana de noviembre en Paso del Medio realizando parte de la producción del documental.
Mientras espera que el proceso de edición del documental termine y sea presentado por el Ministerio de Educación, Luz Nellis sigue confiando en que el trabajo de casi 10 años sí que está dando buenos frutos.
SU RUTINA
Cerca de nueve horas diarias permanece la profesora en la escuela para coordinar los proyectos educativos. Se traslada en su moto de Marialabaja, donde vive, a Paso del Medio, y su compromiso es tanto que en ocasiones se queda a dormir en la vereda para cumplir con su trabajo. Tiene dos hijos adolescentes quienes entienden y aplauden el esfuerzo de su madre, según cuenta.
LO QUE FALTA
Aunque se puede decir que las condiciones han mejorado para los estudiantes de la escuela en Paso del Medio, siguen quedando algunos pendientes. “No tenemos aulas suficientes, tenemos que dar clases hasta bajo un árbol dentro del colegio, ya que solo hay tres aulas y aquí hay desde preescolar hasta 11 grado. También necesitamos una biblioteca, un espacio para que los muchachos tengan donde leer en estas zonas donde no hay ni internet”, resalta la profesora.

