Probar el emblemático vino de corozo, comer ‘quesito’ de capa, pasear en moto carro y visitar el “cementerio de los gatos” son algunas de las paradas que no pueden dejar de hacer quienes visitan Santa Cruz de Mompox.
Este Distrito de Bolívar cautiva a cualquiera que pasee por sus calles, pues retrata un poco del ‘realismo mágico’ que Gabriel García Márquez nos hacía vivir en sus historias, y es que un cementerio en el que los gatos hacen el papel de “guardianes” no se ve en todas partes.
Estos animales pasean por el lugar libremente: caminan sobre las tumbas, se resguardan en la capilla si llueve o el sol les da muy fuerte. Incluso, lugareños cuentan que ya son tan populares que muchos visitantes no solo llevan flores a los difuntos; también les llevan comida a los felinos.
Cabe mencionar que el lugar donde hoy residen decenas de gatos es patrimonio histórico y monumento nacional.
La construcción de este cementerio fue una recomendación de José Celestino Mutis, en la primera parte del siglo XVIII, y es considerado una joya arquitectónica del municipio.

¿Cómo llegaron los gatos al cementerio de Mompox?
Aunque la estadía de los gatos en el camposanto está rodeada de leyendas sobre una conexión entre estos animales y el más allá, lo cierto es que los propios lugareños le atribuyen este fenómeno al fallecimiento de Alfredo Serrano Rubio, conocido en el pueblo como ‘El Gato’.
De acuerdo con el relato, Serrano Rubio falleció hace poco más de dos décadas a causa de un infarto. En ese entonces, gran parte de los momposinos acompañaron a la familia hasta el cementerio y, en medio de las honras fúnebres, un gato negro apareció.
Luego de esto, los familiares de ‘El Gato’ seguían viendo al mismo felino merodear por su tumba, por lo que siguieron a llevarle comida y agua, lo que generó la llegada de muchos más gatos, quienes se reprodujeron de tal manera, que organismos de salubridad del pueblo han intervenido para controlar su reproducción y mantenerlos en buena salud.
De hecho, en algún momento, más de 50 gatos llegaron a habitar el cementerio, cuentan locales, de los que hoy en día solo quedan algunos cuantos.
Algunos de ellos fueron adoptados por los momposinos, sin embargo, muchos terminaban escapándose o volviendo al cementerio. Otra parte de ellos ya ha fallecido, varios por vejez o por enfermedad, por lo que terminan siendo enterrados en ese mismo lugar.