Las estructuras de la rueda de chicago que embellecerá el Malecón del Río ya habrían llegado a Barranquilla. Así se ha podido confirmar en un video que se ha popularizado en redes sociales.
La atracción dispondrá de 44 cabinas con capacidad para 8 personas cada una —es decir, 352 pasajeros en total— y promete atraer a muchos turistas a la capital del Atlántico. Además, se consolidará como una de las más grandes de Latinoamérica. Lea aquí: Con este sistema tecnológico alcalde Char irá de frente contra la extorsión
La llegada de las estructuras daría inicio al proceso de ensamblaje de la rueda de la fortuna, que tendrá una altura de 63 metros y debería ser entregada en marzo de 2026.
Cabe mencionar que sobre este proyecto no se conoce mucha información —a excepción de la polémica por el contrato de ejecución—, pues Alejandro Char, alcalde de Barranquilla, lo ha manejado con hermetismo, lo que ha generado mayor expectativa.
La fabricación de la rueda de la fortuna estuvo a cargo de la empresa italiana Fabbri Group.
La polémica detrás de la rueda de Chicago de Barranquilla
La construcción de esta ambiciosa atracción estuvo envuelta por una polémica entre dos grandes empresarios barranquilleros.
Todo surgió por el contrato de 20 mil millones que perdió Samuel Tcherassi para hacer la rueda de la fortuna en el malecón, la obra insigne de los Char y de la que el empresario participó.
Inicialmente, el proyecto se lo ganó Tcherassi, en 2019, con unos socios italianos (Fabbri Group), pero fue liquidado por las dificultades ocasionadas por la pandemia, incluida la concesión a 15 años. Le puede interesar: Tecnoglass y Alcaldía de Barranquilla entregan nuevo colegio en La Playa
Más adelante, en el 2024, la Alcaldía de Char adjudicó un nuevo contrato a los italianos. Esta vez, a través de la empresa mixta Puerta de Oro y sin Tcherassi —con quien sostenía una relación estrecha—.

Por otra parte, La Silla Vacía tuvo acceso a un correo electrónico que le envió un empresario a los italianos de Fabbri Group “en el que hizo las veces de emisario de Álex Char y de un empresario amigo del alcalde, Hugo Vargas, para cerrar el negocio”.
Finalmente, en el proyecto participaron una empresa de otro amigo de Char, Hugo Vargas, y los mismos italianos.
Esto habría sucedido meses antes de que se abriera el proceso de contratación formal, por lo que se ha hablado de que hay indicios de una participación indebida en el nuevo contrato.