El alcalde del municipio de Magangué, Carlos Cabrales Isaac, denunció que grupos armados ilegales están amenazando y extorsionando a las comunidades de varios corregimientos de esa zona del sur de Bolívar.
El mandatario contó que desde hace aproximadamente un mes vienen apareciendo grupos de desconocidos en varios corregimientos, en donde amedrentan a los pobladores.
Esta situación se está presentando en los corregimientos de Juana Arias, La Pascuala, Betania y Cascajal, localidades que colindan con pueblos de la subregión de los Montes de María como Córdoba Tetón, entre otros, que se comunican con la localidad de Tacamocho en donde podría estarse conformando un corredor de grupos armados ilegales.
“Es muy preocupante —afirmó el burgomaestre— que, hace tres días, seis tipos armados reunieron a la población en la cancha de fútbol de La Pascuala y les advirtieron que si daban información a las autoridades se atuvieran a las consecuencias”.
Ante esas evidencias, Cabrales Isaac ha pedido a la Fuerza Pública que opera en Bolívar que haga presencia en los corregimientos de Magangué.
Anunció que hoy se organizará un consejo de seguridad convocado por la Gobernación de Bolívar y la Alcaldía de Magangué, donde se planearán las estrategias para impedir que los violentos sigan presionando a las mencionadas poblaciones.
Dijo que hasta el momento no se ha identificado a qué grupo pertenecen los armados ilegales, pero se espera que en el consejo de seguridad se determine esa información.
“Lo que sí sabemos —añadió— es que ya están exigiendo dinero a los comerciantes y a los ganaderos de esas poblaciones, a la vez que distribuyen estupefacientes, a modo de controlar el negocio del microtráfico”.
El alcalde indicó que, desde los años noventa, cuando hubo incursión de paramilitares en esas zonas, no se habían registrado más presiones por parte de grupos armados ilegales, “lo que nos obliga a pedir urgentemente la presencia de la Infantería de Marina y de la Policía Nacional”.
José Ricardo Ardila, jefe de seguridad de Bolívar, explicó que los pueblos amenazados se están convirtiendo en un corredor de narcotráfico, que parte desde la subregión de La Mojana bolivarense y sucreña, específicamente en la carretera que se está construyendo para conectar a Tacasaluma y Barranca Yuca, por donde se sale por la parte de atrás de Cascajal y se llega a Tacamocho, La Pascuala y se alcanzan los Montes de María.
“En La Pascuala y Betania —prosiguió— los hombres armados se meten en las fincas a presionar a los propietarios. El fin de semana pasado se atrevieron a hacer una reunión en el campo de fútbol, para atemorizar a la gente. Pero no permitiremos que esos bandidos vuelvan a sembrar el temor que existió antes de que se desmovilizaran las autodefensas”.
En cuanto a la identificación de los grupos sostuvo que en el consejo de seguridad de hoy se invitará a la comunidad a que denuncie, mediante unas líneas abiertas que la Gobernación dejará a disposición de los pobladores.
“Todas esas presiones obedecen al fenómeno del narcotráfico, lo que implica la incursión de los forajidos en pueblos de La Mojana, Montes de María y Magdalena Medio, donde generan extorsión, control del microtráfico y sicariato. Todo eso va correlacionado con grupos al margen de la ley no importando si son paramilitares, Clan del Golfo, Eln, Pelusos o Farc residual”.