
El proyecto de construcción de una represa de agua potable, en el corregimiento de Algarrobo, en Villanueva, norte de Bolívar, está a punto de convertirse en un elefante blanco.
Algarrobo dista de Villanueva unos treinta minutos por carretera destapada y está conformado por, aproximadamente, cien viviendas, las cuales llevan mucho tiempo abasteciéndose de agua potable, mediante unos carrotanques que visitan el pueblo dos veces por semana y por gestión de la Alcaldía de Villanueva.
Pero también, cada vivienda tiene un sistema de canaletas de diferentes materiales, para aprovechar los aguaceros y llenar los recipientes donde conservan el agua de consumo doméstico, como ahora cuando los carrotanques llevan dos meses sin hacer presencia.
Para solventar esos avatares, la administración municipal pasada ideó la construcción de una represa, que en realidad sería un reservorio de aguas pluviales, que constaría de motobombas, procesadoras, tanque elevado y tuberías que llevarían el agua a cada vivienda.
Para tales menesteres se escogió un humedal de un terreno de la comunidad en la manga Villa Iluminada, el cual se amplió y profundizó, para posteriormente aplicarle el revestimiento en concreto, que serviría para el almacenamiento y conservación del líquido.
Johnny Velasco Orozco, líder comunal del corregimiento, recordó que los trabajos comenzaron el 23 de diciembre del año pasado. Pero, antes de que se iniciaran las excavaciones, varias personas de la comunidad advirtieron que el terreno no era el más apto para la magnitud de la obra que se pretendía poner en marcha.
Y en efecto, a simple vista se percibe lo blando de la tierra, las grietas y los deslizamientos impulsados por las lluvias, que han ido sedimentando lentamente el mismo espacio donde se había excavado, y puesto en riesgo la única parcela cercana, que pertenece a José Miguel Barreto, un labriego que reside con su familia y quien cree que si el terreno sigue cediendo, el inmueble terminará en el fondo del humedal.
Los residentes dicen no entender cómo sería el suministro del agua potable, tomando en cuenta la topografía elevada de la población y la hondura donde estaba el humedal, que ahora aspiran a convertir en represa.
Rafael Marrugo Mendoza, concejal de Villanueva, ratificó que la Alcaldía pasada obvió los estudios de suelos “y por lo visto la obra no será entregada a finales de este año, como se había previsto con antelación, aunque la interventoría asegura que lleva más del 30% de avance”.
En consecuencia, anotó el edil que se han hecho reuniones con la Administración municipal actual, la cual resolvió poner el caso en manos de la Procuraduría, “debido a que están en juego $1.600 millones, de los cuales ya se han invertido hasta el momento unos $640 millones, que debió pagar la Alcaldía por concepto del aval que da la interventoría”.
Para Marrugo Mendoza, la obra debería suspenderse hasta tanto no se conozca un pronunciamiento de parte de los entes de control, respecto al estado del proyecto, del cual se dé una garantía de que se cumplirán los objetivos que se plantearon inicialmente y que se llenen las expectativas de la comunidad.
Rafael Pérez Parra, secretario de Planeación de Villanueva, informó que la Alcaldía solicitó la suspensión de los trabajos, con el fin de hacer una revisión exhaustiva de estudios y diseños, en aras de evaluar y determinar la pertinencia de la obra, en cuanto a la capacidad de reserva que tendrá la represa.
“Esto --añadió el funcionario--, porque hemos visto la cantidad de aguaceros que se han precipitado últimamente sobre el terreno, y no se evidencia el nivel de captación óptimo que debería satisfacer la necesidad de agua potable de Algarrobo. En vista de eso, la revisión de los diseños nos ayudaría a plantear la posible solución a este problema”.
Sostuvo que cuando se hizo el empalme con la saliente administración municipal, la información perteneciente al proyecto no fue entregada a los funcionarios entrantes, por lo cual, en su momento, no pudo validarse el proyecto.