“Vivíamos tranquilos y felices con nuestros familiares, luego llegó la violencia y nos sacaron de los Montes de María. Las lágrimas corrían, algunos perdimos a nuestros seres queridos. Con la paz podemos construir y fortalecer un nuevo camino y orar por quienes nos hicieron daño. Hoy somos un árbol de paz, a pesar de los sufrimientos que provocaron los grupos armados”.
Ese es el escrito que yace en uno de los tantos murales que conforman la Casa de la Cultura de Marialabaja, un sitio en el que abundan los mensajes de restauración y reconciliación tras los horrores que trajo consigo la absurda violencia entre guerrilleros y paramilitares.
Hoy, ese mismo lugar donde hace veinte años rondaba el miedo y el temor, es el epicentro de la resiliencia de cientos de montemarianos que se han animado a regresar a su tierra y con ello, a emprender nuevos proyectos en busca de la estabilidad que alguna vez les fue robada.
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Es así que durante la semana pasada 455 personas se acercaron a la Casa de la Cultura de Marialabaja para dar pie a aquellos sueños en los que aún persisten. Allí se llevó a cabo una nueva jornada de las ferias de proveeduría que lleva a cabo el programa ‘Familias En Su Tierra’, el cual busca mejorar la calidad de vida de aquellas personas que han sido desplazadas por cuenta del conflicto armado.
Esta historia se repite en dos municipios más: San Jacinto, con 403 beneficiarios y San Juan Nepomuceno con 511, en los cuales se desarrolló uno de los componentes del programa llamado ‘Vivir mi casa’.
“Vivir Mi Casa es un componente con el que buscamos mejorar las condiciones físicas de las viviendas o la dotación de los hogares de las familias beneficiarias, con el fin de elevar sus condiciones de habitabilidad”, explica Jorge Blanco, director regional Bolívar de Prosperidad Social, departamento que ejecuta el programa.

En Sucre
El programa igualmente se extiende a otros departamentos que también han sido golpeados por el conflicto armado, como lo es Sucre.
De allí, San Onofre, fue uno de los municipios, cuyos corregimientos tuvieron que soportar la barbarie de la guerra. Es el caso de Berrugas, un pequeño territorio costanero en el que la mayoría de sus habitantes, que vivían del campo y de la pesca, se vieron obligados a huir.
“Uno dormía pero no se había si amanecía”, recuerda Tilson Morales con nostalgia, quien después de probar suerte en Cartagena tras partir de su hogar se armó de valentía para regresar a Berrugas.
“Ahora nos sentimos seguros pero creo que el miedo demora en desaparecer”, afirma. Un sentimiento similar lo vive Margarita Chimá, quien también ante ver los horrores de la guerra huyó hacia Sincelejo con su familia en 1999, donde duró diez años para nuevamente regresar a su tierra, donde su esposo pudo volver a ejercer su oficio como pescador, labor que en Sincelejo le era más complicada realizar.
Para Miladis Altamiranda, una mujer que ahora se convirtió en líder y que habla por el empoderamiento social de las mujeres en Berrugas, a pesar de que el éxodo les forzó a iniciar una nueva vida lejos de lo que habían conocido, al final lo que los hace regresar es el amor que sienten hacia la tierra que les vio nacer. “La tranquilidad, el calor de su gente”, afirma. Al hablar del conflicto, el habla se le quiebra, sin embargo asegura que al perdonar ha hallado la paz para poder seguir adelante.
Los tres ahora viven en su natal Berrugas con sus respectivas familias y asisten a las ferias de proveeduría con el fin de mejorar las condiciones de su hogar. Porque si bien la reparación no ha sido perfecta, el volver a sus territorios solo les ha dado más fuerzas para continuar.

Sobre “Familias En Su Tierra”
‘Familias En Su Tierra’ es un programa de Prosperidad Social que brinda medidas de asistencia y acompañamiento a hogares víctimas del conflicto armado, con el propósito de que los beneficiarios retornados o reubicados no se vuelvan a desplazar.
“Este es uno de los programas más completos que tenemos. Tiene cuatro grandes componentes: seguridad alimentaria, fortalecimiento de capital humano y social, un proyecto productivo y ‘Vivir Mi Casa’, explica Jorge Blanco, director regional Bolívar de Prosperidad Social.
Con esos cuatro componentes se les dan unos recursos a las familias para que mejoren su calidad de vida. Hasta el momento ‘Familias en Su Tierra’ lleva siete intervenciones.
“El programa ha tenido un impacto favorable y representativo. Hemos logrado que las familias que retornaron voluntariamente a sus tierras o que fueron reubicadas hayan desarrollado un nuevo arraigo y unidades productivas que les generan sus propios ingresos, en general hemos tenido un impacto positivo”, asegura Blanco.