La siembra indiscriminada del árbol conocido como el Nimbo de la India, o Neem, un antibacterial natural, que además tiene efectos astringentes y cicatrizantes, ha generado un evidente deterioro en los andenes y en las zonas públicas de la capital.
De acuerdo con lo señalado por el investigador Serafín Velásquez, la especie Azadiranchta Indica, originaria de la India e introducida por el por el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, hace unos 30 años con el fin de producir con sus semillas un insecticida natural que controla una diversidad de plagas de cultivos incluyendo las domésticas, está generando impactos negativos en las áreas urbanas y en especial en ciudades como Montería, Sincelejo y Cartagena.
Explicó que el Nin, como también se le conoce, es un árbol corpulento de hasta 25 metros de altura, de crecimiento rápido, de follaje perenne ideal para soportar altas temperaturas y sequias, su tallo llega a engrosar hasta 1.2 metros de diámetro a los 8 o 10 años de edad y sus raíces en la medida que engruesa el tallo, van sobresaliendo del nivel del suelo. Por esta particularidad no es recomendable su siembra en los emplazamientos donde no disponga de suficiente área para su desarrollo, tales como separadores angostos de avenidas, sardineles y aceras adoquinadas o pavimentadas donde escasamente le dejan para su desarrollo 50 cm de diámetro.
Dijo que en estas ciudades se está sembrando a distancias de dos metros, sin tener en cuenta las redes de servicios públicos y el paramento de las viviendas y edificaciones. Además, por su particular condición fisiológica de repeler la fauna insectil, principal alimento de los pájaros, no es ideal para conformar estructuras ecológicas de soportes en los centros urbanos.
"Una cobertura vegetal adecuadamente concebida para una ciudad, debe conciliar criterios de manejo técnico, morfológico, ambiental y urbano; por tal razón, dada la complejidad de los ecosistemas urbanos, y para evitar fracasos y pérdidas económicas en dichos programas, es recomendable conformar un equipo en donde el paisajista, el ecólogo, el agrónomo especializado y el planificador urbano se integren para conseguir un entendimiento y desarrollo más científico y práctico del paisaje urbano, donde la naturaleza sea base y principio y el bienestar del hombre, el objetivo final", indicó el escritor e investigador.
Solicitó a las autoridades, involucrar a la ciudadanía en general, mediante programas de educación ambiental para que no comenta errores al sembrar especies arbóreas, sin conocimiento de sus orígenes, características morfológica y sin tener en cuenta los factores que los rodean: redes aéreas y subterráneas de servicio, la anchura de la acera, separadores de avenidas y del ante-jardín, facilidades de riego, clases de suelo, espacio deseable para su zona de plateo, los vientos predominantes y la visibilidad de los automovilistas en vías y avenidas y si son alergógenos, entre otras consideraciones.
