En un extenso mensaje publicado en la red social X, el excanciller Álvaro Leyva Durán lanzó una dura crítica al presidente Gustavo Petro, exmiembro del grupo guerrillero M-19.
Leyva cuestionó las recientes declaraciones del mandatario en las que alude a un supuesto juramento bolivariano asumido por los exintegrantes del movimiento armado. “¿Juramento que se lleva hasta el final? Eso qué es, Presidente. Se lo pregunta quien fuera su Canciller”, escribió. Puede leer: Juan Fernando Cristo: “Es el momento de la autonomía regional”
La advertencia ignorada antes de la toma del Palacio de Justicia

El excanciller reveló que en 1985 fue comisionado por el entonces presidente Belisario Betancur para establecer contactos secretos con miembros del M-19, con miras a un proceso de paz.
“Gabriel García Márquez llamó al presidente Betancur desde la Ciudad de México para decirle que había conversado con miembros del M-19. Que estos estaban dispuestos a encontrarse con Álvaro Leyva Durán en Colombia para hablar de paz”.
Leyva aceptó la misión y sostuvo encuentros con líderes del M-19 como Álvaro Fayad, Luis Otero y Alfonso Jacquín, y contó con el acompañamiento del entonces obispo de Pereira, monseñor Darío Castrillón Hoyos.
Sospechas de un atentado en curso
Con el paso del tiempo, Leyva asegura que percibió un cambio preocupante en los diálogos con el grupo insurgente.
“Me convencí de que el M-19, particularmente mis interlocutores, si bien hablaban de paz, estaban preparando un peligrosísimo golpe”. Intentó comunicarle su preocupación al presidente Betancur, pero no recibió respuesta inmediata. También puede leer: Reforma Laboral: Comisión Séptima debate su futuro hoy
Varias semanas pasaron sin que el Presidente atendiera mis llamadas. Le expuse la tarea que el Jefe del Estado me había encomendado y cómo consideraba yo que estábamos en vísperas de una tragedia nacional
Álvaro Leyva, excanciller de Colombia
Renuncia previa a la tragedia del 6 de noviembre

Dos días después, Betancur finalmente se comunicó con Leyva. “Le supliqué que no desoyera lo que le informaba. Nada creyó. Me insistió en que siguiera conversando, que nada iría a suceder”.
Ante la negativa, el entonces ministro renunció a su rol de mediador: “Le renuncié en ese mismo momento a la tarea encomendada. ‘No cuente más conmigo a partir de que colguemos, Presidente’”.
La toma del Palacio de Justicia ocurrió pocos días después, el 6 de noviembre de 1985. Leyva lamentó lo sucedido y lo calificó como una tragedia imborrable. “¡Cómo olvidarlo! Imposible”.
Las cifras de la tragedia y su impacto
“¿Número total de muertos? Se dice que 101, entre ellos 11 magistrados; y más de 12 desaparecidos. ¿Estos últimos en qué condiciones? Parece que aún prosiguen las aclaraciones”. A pesar de lo ocurrido, Leyva aseguró que mantuvo una relación cordial con el expresidente Betancur: “A pesar de que se sentía mal estando conmigo, mantuve una franca y cordial relación”.
Diferencias entre Carlos Pizarro y otros miembros del M-19
El excanciller diferenció el perfil de Carlos Pizarro Leongómez del resto de miembros del M-19. “Sin duda difería su talante Aceptaba errores. Los tenía claros. Bajó a Cali para hablar conmigo en varias oportunidades. Él, a su manera, en clandestinidad. Y sí, se creó confianza, premisa mayor para lograr la paz”.
Críticas al simbolismo bolivariano de Petro
Leyva respondió directamente a las declaraciones del presidente Petro, quien dijo: *”Los que fuimos del M-19 no aprendimos a hablar carreta. Fuimos oficiales de Bolívar y ese es un juramento que se lleva hasta el final como una marca porque es la misma marca de los Aurelianos”. “Eso qué es, Presidente. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”, escribió Leyva.
“Sindéresis, Petro, no vaya el Diablo”: la advertencia final
En el cierre de su mensaje, el excanciller encendió las alarmas ante lo que considera un comportamiento peligroso del mandatario.
“Sindéresis Gustavo Petro, no vaya el Diablo. Se dice que últimamente se ha convertido usted en autor de sembradíos de posibles violencias ya por desespero, ya por no controlar su lengua”. “A usted, Gustavo, le prendo las alarmas”, concluyó.