Que es un engañabobos. Un bulo. Que no sirve para nada, pues la “macabra” y “tendenciosa” Registraduría Nacional del Estado Civil se lo añadirá a la votación del candidato que gane. Del voto en blanco se dicen muchas cosas, frecuentemente falsas como las cuatro con las que inicia este texto. Es parte del lamentable paquete del desconocimiento sobre el sistema electoral en Colombia, según el politólogo Luis Trejos, docente de la Universidad del Norte.
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Hoy Cartagena elegirá a su próximo alcalde o alcaldesa, y el departamento al gobernador de Bolívar desde el 1 de enero. En las múltiples encuestas que se hicieron en los meses anteriores el voto en blanco siempre estuvo por ahí, presente, ganándole incluso a muchos candidatos. Sin embargo, aún perviven muchos mitos alrededor de él, los cuales opacan su verdadero significado, su efecto simbólico, y tergiversan su potencial jurídico y político.
De acuerdo con la sentencia C-490 de 2011 de la Corte Constitucional, el voto en blanco es “una expresión política de disentimiento, abstención o inconformidad, con efectos políticos que constituye una expresión del disenso a través del cual se promueve la protección de la libertad del elector”.
Para Javier Ramos Zambrano, periodista y profesor del programa de Comunicación Social en la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB), el voto en blanco se relaciona con la necesaria diversidad de voces en una democracia”. “Su rol como medio de protesta y conciencia política no puede ser subestimado. Los electores debemos comprender sus matices, pues esto es esencial para fortalecer la representación democrática y mejorar la confianza en el sistema político””, puntualiza.
Aunque resalta: “No se trata de invitar al voto en blanco, eso nublaría todo criterio que como académico se espera en cuanto a la imparcialidad, pero si usted no tiene un candidato de preferencia o está en desacuerdo con las opciones disponibles, el voto en blanco también es una opción relevante antes de elegir a un aspirante inadecuado”.
En la senda mitológica sobre el voto en blanco, Ramos Zambrano recuerda, más bien advierte, que un error frecuente es confundir el voto en blanco con la abstención, la cual implica no votar en absoluto, quedarse echado en el sofá o en la esquina.
“Hay gente que va al puesto de votación y, como no tiene pensado votar por ningún candidato, raya con figuritas el rostro del aspirante al que le tiene rabia, ojo con eso, porque si las rayas no se salen del cuadro, ese voto cuenta”, señala Ramos.
“Hay que diferenciarlo del voto nulo, porque este es el que no se logra establecer con claridad por quien votó el ciudadano”. Para este académico el o la que celebre esta noche debe reflexionar sobre el caudal que obtenga el blanco en las urnas, y así, en pro de Cartagena, atender esas inconformidades de los ciudadanos en su eventual gobierno.
¿Tiene chances de ganar?
A través de la historia, muchos políticos hicieron y hoy hacen campaña por el voto en blanco, dejando ver su inconformismo con las 12 opciones entre las cuales está el próximo alcalde de Cartagena. ¿Qué buscan? Que se repitan las elecciones con otros candidatos. Si el voto en blanco saca la mayoría, no simple, sino absoluta (más del 50 % de los votos) en los comicios, una nueva baraja de candidatos serán los que se escojan en unas votaciones posteriores.
Para el politólogo Orlando Higuera Torres, docente de la UTB, es muy difícil lograr esa mayoría absoluta por los niveles de participación de Cartagena, pues la cantidad de votos en blanco que se necesitarían para repetir la elección es bastante alta.
No obstante, esto es inusual, insólito. Solo ha sucedido en Bello, Antioquia, en 2011, cuando un movimiento cívico pro voto en blanco le ganó al conservador Germán Londoño, candidato a la Alcaldía de las maquinarias. Mucho se habla que puede pasar en hoy en Maicao, La Guajira, donde Santa “el Hombre Marlboro” Lopesierra, tras ser tumbada su candidatura por el Consejo Nacional Electoral, anhela la repetición de las elecciones para lanzar a su hijo Santander y propiciar un potencial triunfo gracias a las bases que a punta de “ayudas” y “regalos” ha aceitado,
Con respecto a esto, el académico Fredi Goyeneche considera que en Cartagena no existe ninguna posibilidad de que triunfe el voto en blanco. “No conocemos nuestros derechos políticos a plenitud, aún hay evidencias de premodernidad en nuestra ciudad como el mercadeo del voto. Las maquinarias no improvisarán. ¿Si gana? Considero que hay alternativas de renovación general, un recurso humano seriamente formado técnica y profesionalmente, con compromiso social”, expone.
Y mientras los grupos políticos tradicionales no pecan de descuidados o ingenuos, para Armando Mercado Vega, politólogo y docente de la UTB, las fuerzas alternativas no supieron captar y capitalizar al voto, al electorado descontento con la forma cómo se gobierna. “Hace cuatro años la segunda votación más alta para la Gobernación de Bolívar fue el voto en blanco, pero esa población no fue condensada y por eso hoy hay un candidato que le saca mucha diferencia a los demás”, cierra Mercado.