Enrique Gómez Martínez, nieto del expresidente conservador Laureano Gómez y excandidato presidencial, es actualmente el director del partido Movimiento de Salvación Nacional, fundado por su tío, el reconocido Álvaro Gómez Hurtado, cuando compitió por la Presidencia de Colombia en 1990. Los que conocen a Enrique no se sorprenden por su discurso sin eufemismos ni filtros. No le interesa caerle bien a los que considera “peligros para la democracia”, por lo que su lengua cortopunzante no les guarda ninguna piedad.
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Andrés Pastrana expone que las próximas elecciones son cruciales para la democracia, pues si la derecha quiere neutralizar el avance del petrismo en los años venideros, pasa mucho por ubicar alcaldes y gobernadores en territorios. Esto en aras de propiciar una victoria en 2026 de un candidato presidencial que no sea un heredero del Gobierno. ¿Está de acuerdo?
Es cierto y lógico. La victoria de Gustavo Petro se debe en gran medida a los alcaldes William Dau (Cartagena), Claudia López (Bogotá), Daniel Quintero (Medellín) y Jorge Iván Ospina (Cali). Muchos indicios de nóminas paralelas y contratos de prestación de servicios para poner la burocracia a votar y consolidar esa opción mala del Pacto Histórico.
Por ende es importante que la ciudadanía que está inconforme, y se ve en las encuestas, y que piensan que las cosas van mal, pues reaccionen electoralmente y podamos frenar el avance del petrismo, ya que sabemos cómo ganan con ingresos irregulares en sus campañas dados por narcotraficantes y contratistas turbios. ¿Nicolás Petro les suena a todos, cierto?
Pero también es importante establecer que no solo es neutralizar a Petro, sino de defender la democracia, la separación de los poderes y la transparencia en el gasto público. Petro no va a pasar la historia por grandes gestas, sino por ser un presidente ausente que incita al conflicto y a dar malos ejemplos como esta apertura total a que los criminales hagan lo que quieran y se sientan cómodos haciendo sufrir al pueblo.
Ante los recientes escándalos y polémicas, como la de Nicolás Petro, usted ha instado al presidente a renunciar; sin embargo, a diferencia de usted, Paloma Valencia considera que Petro debe cumplir sus cuatro años, pues esto será sinónimo de institucionalidad. ¿Usted qué opina, hay institucionalidad por rescatar?
Respeto la autonomía de la senadora y del Centro Democrático, pues cada quien tiene sus finalidades; sin embargo, desde Salvación Nacional sí nos hubiese resultado un suicidio político, una vergüenza con nuestros principios de salvaguardar a la derecha el no tener candidatos para las elecciones territoriales. En Bolívar confiamos en el candidato Zaith Adechine y en Cartagena en el exsuperintendente Fabio Aristizábal, quienes tienen unas propuestas fuertes contra la corrupción.
Partidos como el Centro Democrático no pueden quedarse por fuera del debate electoral no teniendo candidatos a cargos uninominales en ciudades como Cartagena o en regiones como Bolívar. Lo que hacen es garantizar gobernabilidad o establecer alianzas con politiqueros, que defender una agenda ideológica. Y en esa lógica Paloma Valencia se atreve a exponer algo así.
¿Y bajo qué principios ustedes avalaron a sus candidatos a las elecciones del 29 de octubre?
Nosotros no inventamos la crisis que comenzó el día que se posesionó Petro y con las posteriores polémicas de su Gobierno. Lo que buscamos es transformar la política derrotando a esos poderes locales que solo les interesa llenarse los bolsillos sin combatir la inseguridad, el hambre y la pobreza. Por ende, escogimos candidatos sin ninguna tacha penal, fiscal o disciplinaria, y sí las encontramos antes de los comicios, serán echados sin juicio alguno.
Ni Dumek Turbay ni William García Tirado ni Judith Pinedo tienen la cara limpia para presentarse como la solución de una ciudad azotada por la corrupción y donde el problema de fondo no es la falta de plata, pues Cartagena recauda cuantiosas sumas tributarias y por la actividad industrial y turística.

Enrique Gómez Martínez.
O sea que para usted William Dau...
Es una total vergüenza para la historia de esta ciudad por recaudar y no gastar en tantos proyectos y problemas que tiene Cartagena. La inseguridad está en cada esquina y la ciudad es un prostíbulo 24 horas: es la capital internacional del turismo del vicio y del sexo. Las familias cartageneras ya no pueden recorrer los lugares turísticos porque están lleno de vicios y prostitución. Una joya como Cartagena demanda que se recupere la ética y la moral y así renovar ese brillo colonial de tradición hispánica, negra e indígena que en algún momento se hizo reconocido a nivel mundial. Dau dejó que su ciudad se convirtiera en un burdel.
¿Y qué cualidades diferentes tiene Aristizábal?
En octubre hay que votar por el futuro de la ciudadanía y de Cartagena y no por el billete contante y sonante. Los cartageneros tienen que darse cuenta que no pueden volver a embarrarla con gente como Dau que llegaron a improvisar, quien no logró desterrar a las clases políticas corruptas que ahora buscan regresar para seguir sumiendo a Cartagena en la total corrupción, convirtiéndola en un fracaso peor que África. Esta ciudad da vergüenza cuando debiera ser la más importante del continente.
Y esto no culpa solo de los políticos, de los Blel, de los García, de los Montes, de los Cáceres o del Hilsaca, sino también de todos esos empresarios deshonestos que se enriquecen con que la ciudad sea un prostíbulo y un destino mundial de vicio.
Eso es lo que la ciudadanía, católica, cristiana, de Cartagena debe analizar y elegir a un candidato experimentado y serio como es Fabio Aristizábal. Por eso hay que votar bien y dejar atrás esas malas prácticas políticas del billetico. Esa compra de votos le da derecho al político a decir: “Yo ya te di, no te debo vías, no te debo alcantarillado, no te debo escuelas”. ¿Y la Fiscalía y los entes de control? Con el mismo brillo de la ausencia que emiten la inseguridad, la degeneración y la pobreza en Cartagena.