El 24 de diciembre de 1914, en plena Primera Guerra Mundial, un grupo de soldados jugó un partido de fútbol. Nada extraño, pero pasó a la historia porque fue disputado entre soldados británicos y alemanes, rivales en el conflicto que pararon las hostilidades por la llamada “Tregua de Navidad”, en la que se compartieron regalos y víveres. La cancha fue un potrero que los historiadores definen como “Tierra de Nadie”, un terreno situado entre dos trincheras enemigas, difícil de ocupar por el peligro de un balazo o una granada.
(Lea: Char se opone a llegada de Óscar Iván Zuluaga a Coalición de la Experiencia)

Partido de fútbol en la “Tregua de Navidad”
Desde siempre, el término es sinónimo de cese al fuego o a un entretiempo de la beligerancia. Antónima al concepto es la actualidad política de Daniel Quintero, alcalde de Medellín, quien atraviesa un proceso de revocatoria donde las fuerzas políticas y económicas más poderosas del país están jugando al póquer.
Luis Trejos, docente de ciencia política de la Universidad del Norte, expresa que: “innegablemente el hecho de que suceda en la segunda ciudad más importante del país amplifica la información sobre la revocatoria. Pero también la persistencia de la noticia en medios nacionales indicaría que hay marcados intereses político-electorales (más allá de los ciudadanos) en la eventual salida de Quintero. Por los intereses en juego se puede anticipar que será un proceso polarizado y radicalizado que seguramente gravitará en torno a ataques personales y acusaciones sin muchas evidencias o argumentos”.
Primera batalla ganada
En Medellín, la revocatoria de Quintero fue conocida a mediados del mes de diciembre cuando la Registraduría anunció que se recogieron más de 100.000 firmas por el comité promotor para adelantar el proceso. El proceso pervivió a los señalamientos del alcalde de presuntas suplantaciones de firmas y un supuesto fraude.
La Registraduría desestimó la objeción y el proceso sigue en firme, por lo que en más o menos dos meses la ciudadanía estaría votando este recurso. Con esta decisión, ahora todo está en manos del Consejo Nacional Electoral, donde se está revisando cómo fue la financiación del comité de la revocatoria. Una vez surtido este trámite, el registrador municipal le debe informar —en un plazo de hasta cinco días—, al alcalde Quintero del aval para proceder con el llamado a las urnas.
De acuerdo al artículo 67 de la ley 134 de 1994, los ciudadanos serán convocados a la votación de la revocatoria dentro de un término no superior a dos meses contados a partir de la certificación expedida por la Registraduría Nacional.
Para que esta jornada sea decisoria, en ella deben participar mínimo el 40% de los 829.653 votantes que sufragaron en la elecciones de 2019 por la Alcaldía de Medellín según el certificado E-24 de la Registraduría, es decir 331.861 medellinenses.
Si la ciudadanía vota en mayoría a favor de la revocatoria, esta tendrá efecto inmediato. De otro lado, si con la votación no se revoca el mandato de Quintero, su gobierno no podrá volver a intentar revocarse en lo que resta de su período.
Fuego desde el uribismo
Uno de los flancos a los que Quintero más ha atacado desde que es alcalde es a una parte influyente del empresariado. Especialmente a Empresas Públicas de Medellín (EPM) y al Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), un nombre coloquial para llamar a Grupo Sura, Grupo Nutresa y Grupo Argos, a los que tildó de carteles mafiosos. “El GEA es un cartel en cierta medida, en el sentido de que se asocian para conseguir sus objetivos y muchos no son objetivos honestos”.
Acusaciones por las que el conglomerado empresarial, al parecer, demandará al alcalde por injuria y calumnia. Pero, los defensores más trascendentales de las corporaciones son los líderes del uribismo. El presidente Iván Duque calificó las declaraciones de Quintero como “matoneo empresarial” que fomenta el odio de clases.
La posición de partido se engloba con los ataques acérrimos que el expresidente Álvaro Uribe ha hecho a Quintero. “El alcalde convirtió a Medellín en una ratonera y hay serios indicios de irregularidades”, y con esto, fortaleció lo que muchas veces consideran un secreto a gritos: que la revocatoria de Quintero se alimenta con las fuerzas uribistas de Colombia.
“Medellín merece un alcalde que: No sea conchudo con los recursos públicos; sea buen administrador, transparente con los contratos y austero en los gastos; cobre los seguros de EPM en lugar de quebrar la empresa e ingenieros; hable sin mentiras”, tuiteó Uribe.
Francotiradores desde el petrismo
Desde España, Gustavo Petro defendió en la distancia al alcalde Daniel Quintero frente a los que llama: “responsables de la corrupción que quieren el poder”. Petro constantemente asimila el proceso con la que afrontó durante su mandato en Bogotá.
“En Magdalena quieren eliminar ese gobierno. Lo hace Duque. Y ahora con el alcalde de Medellín. No quieren sino alcaldes que obedezcan la política dominante. Si el electorado quiere otra cosa y un cambio, entonces se burlan”, expuso Petro.
Líderes dentro del Pacto Histórico, además de Petro, han mostrado su apoyo al alcalde Daniel Quintero. Por consiguiente, la discusión de la revocatoria hace mucho pasó del plano local al nacional, en donde los diferentes extremos políticos de la izquierda y la derecha se han manifestado a favor y en contra de la posible revocatoria que se estaría adelantando.
Zona de guerra: las presidenciales
Debido a la forma en la que se han involucrado los extremos políticos en aprobar o desaprobar la revocatoria de Quintero, es evidente que los seguidores de estas líneas políticas se podrían ver inclinados por lo que expresen sus aspirantes en torno al tema y en cómo esta misma se ejecute.
El analista y columnista John Mario González considera que la revocatoria no será el examen de sí Quintero ha cumplido o no su programa de gobierno, sino que será una medición de fuerza entre la derecha y la izquierda, con ciertos soldados de centro adscritos en cada uno de los extremos. “Es posible que también se convierta, de alguna manera, en una distracción frente a la necesaria pedagogía de las consultas y del debate presidencial.”, afirmó.
Como un efecto en las presidenciales, el analista González calificó el posible impulso que el proceso de revocatoria podría darle a algún candidato presidencial, enunciando precisamente a Petro debido que, para él, revocar a un alcalde es casi un imposible electoral.
“Es muy probable que en la medida en que los candidatos presidenciales, incluso antioqueños proclives a apoyar la revocatoria, vean que es muy difícil materializarla entonces seguramente evitarán asumir posición para eludir consecuencias electorales no deseadas. Sería, en todo caso, conveniente que dicha revocatoria fuera lo antes posible, previo a las elecciones del Congreso, para “contaminar” lo menos posible el debate presidencial”, señaló González.
Mientras tanto, para el analista político Carlos Andrés Arias, la revocatoria podría estar favoreciendo a Petro debido a que por el tema de las encuestas y los diferentes episodios que ha vivido el senador en su carrera política, estas se estarían viendo reflejadas en Quintero.
“A Quintero le conviene política y electoralmente en un escenario de revocatoria hoy estar en el carro ganador que representa Petro, y para el senador es muy conveniente estar cercano a Quintero porque él sabe que Antioquia y el área metropolitana de Medellín que nunca ha sido cercano en votación a la izquierda, hoy están cercanos a Quintero para ganar esos votos que siempre han sido cautivos de la derecha”, afirmó Arias.
Por su lado, para el analista Arias, el alcalde Quintero es un fenómeno político que fluctúa desde sus orígenes en la derecha colombiana hasta que llegó a la Alcaldía de Medellín y luego ha demostrado acercamientos con la izquierda. Algo que para muchos detractores es algo que le resta fiabilidad en la guerra política que él mismo define como una “hermosa campaña de refrendación”.
“De darse la eventual revocatoria representaría un importante triunfo para el uribismo, más si se tiene en cuenta que este es un año de elecciones nacionales y que Antioquia y su capital habían sido sus históricos bastiones electorales. Una especie de reconquista”, acotó Trejos.
Semejanzas con William Dau, alcalde de Cartagena
Francia Márquez, precandidata presidencial en el Pacto Histórico, es una de las defensoras de Quintero. En entrevista a la W Radio argumentó: “No apoyo ese proceso que es solo un amaño del uribismo para retomar su control corrupto de Medellín y seguir perpetuando su poder letal a nivel nacional. Quintero le quieren cobrar que venció a la corrupción en Medellín y le quitó sus redes sobre la sociedad”.
Un discurso similar argüido por los defensores de William Dau, alcalde de Cartagena, con relación a las críticas que, al igual que Quintero, luego de dos años después de su posesión la ciudad sigue, según analistas, con sendos problemas de infraestructura vial, inseguridad, sanidad pública, entre otros, que no han tenido un eficiente manejo. “No basta con decir: ‘es que no somos corruptos’, porque hay que mostrar lo que se puede hacer y lo que se puede progresar cuando no hay corrupción”, indicó el politólogo Orlando Higuera Torres.

Ellos aducen cierta decepción por no cumplir, a dos años de ser elegido, con la transformación integral de Medellín que tanto prometió en campaña. La gente le penaliza, según analistas, que se haya dedicado a fomentar las discusiones de odio con instituciones y establecimientos públicos de su ciudad, que más allá de las presuntas irregularidades demostrables o no que hayan incurrido, los votantes depositaron su confianza en él para reinventarlas y fortalecerlas, y no para minarlas sin ofrecer una solución más allá la polémica mediática.
Sí bien es cierto que detrás de la revocatoria de Quintero hay dos ejércitos bien armados disparando a diestra y siniestra, hay muchos ciudadanos que, como confirma el profesor Trejos: “representan aquellas bases de la revocatoria que le penalizan incumplimientos de su plan de gobierno como un presunto mal manejo de la pandemia y el hincapié que sí le da a sus relaciones políticas, aliadas y antagonistas”.
Bajo esa lógica se suscribe Iván Marulanda, senador medellinense de la Alianza Verde, quien desestima esa guerra politizada que tanto poder mediático ha desatado, sino que relaciona a la revocatoria con una iniciativa ciudadana. “Yo votaré a favor de la revocatoria, como medellinense y ciudadano preocupado por el devenir de mi ciudad. No soy uribista ni mucho menos de derecha. Lo que está en juego aquí es el futuro de entidades como EPM que deben recobrar su prestigio y no que él (Quintero) se convierta en el primero en atacarlas sin propiciar soluciones macro”, indicó.
