Tras una intensa campaña electoral, William Dau Chamatt fue elegido alcalde de Cartagena el 27 de octubre de 2019. El activista anticorrupción rompió el “molde” y equiparó las redes sociales con estrategias disruptivas que lo llevaron a ganarse la confianza de la ciudadanía cartagenera.
Y llegó entonces el 2020, un año que puso a prueba a los gobernantes frente a una crisis sanitaria, social y económica que mantuvo al mundo en vilo. Cartagena no fue la excepción y tras duras restricciones y medidas, la administración de Dau recibió un 2021 con una meta clara: recuperación económica y vacunación contra el COVID-19.
Pero en 365 días el mandatario tuvo que sortear otras crisis y enfrentar nuevas críticas en medio de una acérrima defensa de su figura. Y -como se autodenomina el “papá” de todos los cartageneros- el mandatario lleva varias responsabilidades a cuestas que se acrecentaron este año.
Expertos consultados por El Universal analizan la gestión del mandatario durante su segundo año de mandato desde tres tópicos: discurso político, seguridad y pandemia.
“No hay excusas”
Orlando Higuera Torres, director del programa de ciencia política y relaciones internacionales de la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB), sostiene que el mandatario es “esclavo de su puesta en escena en materia discursiva”.
“Como mencioné en alguna oportunidad, políticamente no es viable ni rentable para él cambiar el discurso sin dar la percepción que se vendió, y eso conduce a que las relaciones políticas con otros actores como el Concejo o los organismos de control sea diferente al que ha manejado siempre. Hay que darle parcialmente la razón en algunas cosas como el poco avance en las denuncias penales que ha instaurado, o en los presuntos malos manejos del excontralor Freddys Quintero, que dejó a la Contraloría Distrital con un millonario déficit, entre otras cosas”.
Para Higuera Torres, el “teflón” de la administración “Salvemos Juntos a Cartagena” transcurridos dos años se está desgastando y lo explica así: “Después de dos años -y a pesar de la pandemia- el teflón de la administración se está desgastando. Una ciudad en medio de un proceso de reactivación económica y social ya no acepta excusas relacionadas con el COVID-19. Y las ejecuciones, o no se están haciendo de forma acertada, o no se está comunicando de forma adecuada. No basta con decir: ‘es que no somos corruptos’, porque hay que mostrar lo que se puede hacer y lo que se puede progresar cuando no hay corrupción”.
Y subraya: “Lo que vemos son vías en mal estado, una pésima gestión en materia de dengue y algunas buenas gestiones que no son suficientemente conocidas por la ciudad”.
El tema de la seguridad para Higuera Torres es complejo. “Algunos ya avizoraban un posible aumento de la criminalidad pospandemia producto del empobrecimiento y la poca estabilidad laboral a nivel mundial, así que es bueno señalar que no es un asunto endémico de Cartagena; sería interesante revisar exhaustivamente las cifras de criminalidad en la ciudad y ver si efectivamente la seguridad está tan mal como la percibimos”.
Y propone: “Sería bueno que el Distrito retomara las conversaciones con los observatorios de seguridad como el Cosed y que se desarrolle una estrategia interinstitucional encabezada por la Secretaría del Interior y la Mecar para intervenir en los focos donde se produce mayor número de hechos de criminalidad y brindar así una mayor sensación de seguridad a los ciudadanos”.
“Una gestión discreta”
Para el analista político y docente universitario Carlos Arias, el discurso del alcalde Dau trivializa y reduce el mensaje político desde la “coloquialidad y la superficialidad para comunicarse con el cartagenero de a pie”.
Sin embargo, anota, “al hacerlo cayó constantemente en imprecisiones que pudieron poner en riesgo a la población y que no atendieron con oportunidad sus requerimientos”.
“Lo más complejo es que ha usado la victimización en amparo de su popularidad para disimular una gestión discreta y llena de contenidos digitales en las redes sociales, pero que poco se advierte en políticas públicas que transformen a la ciudad de Cartagena en el mediano plazo”, puntualiza.
“Ya es momento de ejecutar”
El exconcejal de Cartagena y consultor político Andrés Betancourt es enfático en que, si bien no se puede acusar al gobierno actual de la génesis de los problemas, sí es importante que el mandatario direccione toda su capacidad en resolver dichos problemas.
“Es el momento de redireccionar sus energías y toda su capacidad en resolver los problemas de la ciudad y ejecutar las acciones y políticas públicas requeridas para responder las quejas sociales y de infraestructura que tenemos los cartageneros. En dos años de gobierno que le faltan podrán lograr resultados efectivos y pasar de la retórica y las excusas a los resultados”.
Así mismo, añadió: “El alcalde de Cartagena tiene una oportunidad histórica de demostrar que sus acciones son superiores a sus palabras”.