La compleja travesía migratoria de Venezuela ha llevado a millones de sus ciudadanos a enfrentar circunstancias adversas y situaciones que ponen a prueba su capacidad de lucha y resiliencia. La historia de Ritnora Del Valle Barrios Lezama, de 49 años, es uno de esos casos que muestran las ganas de sobrevivir.
Ritnora, administradora de profesión y empleada por más de 14 años en una empresa metalmecánica, decidió emigrar a Colombia en diciembre de 2019, con una doble motivación: buscar nuevas oportunidades y ofrecer ayuda a su hermana, residente en este país, cuyo hijo enfrentaba un difícil diagnóstico.
La salud del sobrino de Ritnora se vio afectada por un cáncer cerebral, desencadenando un proceso que incluyó tratamientos médicos y cuidados intensivos, que al complicarse, llevaron al niño a la muerte y dejaron un duro golpe en su familia. También te podría interesar: Hijos de venezolanos en Colombia podrán nacionalizarse sin apostillar documentos
Una dura batalla
Para entonces, la venezolana residía en Bucaramanga, pero una oportunidad de empleo la hizo trasladarse a Cartagena, donde le ofrecieron laborar vendiendo pescado importado al por mayor, en una comercializadora reconocida.
Aunque fue un alivio con el que empezaba a estabilizarse, su vida dio un giro inesperado cuando también fue diagnosticada con cáncer en 2021.
El tratamiento para enfrentar la enfermedad fue difícil, pero la ayudó a salir bien librada, pues en este momento ha superado el cáncer de cuello uterino que padecía.
“Estoy agradecida con mi Dios y con Colombia en ese sentido y, como sobreviviente del cáncer lo puedo decir, porque desde que me detectaron el cáncer, me dieron todos los medicamentos que necesité. En Colombia tuve todo el apoyo médico que necesité”, explica.
‘Dulce Rit’, un nuevo comienzo
Tras superar su enfermedad, Ritnora retomó un emprendimiento de repostería que había comenzado antes de la pandemia y había logrado sacar adelante, ofreciendo sus productos a través de su página de Instagram, en Bogotá, donde residió un tiempo, en Bucaramanga, y ahora lucha por hacer lo mismo en Cartagena.
“Para mí ha sido una bendición haberme encontrado con el Centro Intégrate de Cartagena. Ahí he hecho muchos los cursos para fortalecer mi emprendimiento, que se llama ‘Dulce Rit’. Me siento más segura de hacer las cosas, pero estoy emprendiendo con las uñas, no tengo equipos, no tengo nada, pero estamos en la lucha”, termina. Lee también: El sabor de Colombia le cambió la vida a esta exmodelo en Estados Unidos