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Pa’lante chamos y chamas

“En Colombia sí hay oportunidades”: el testimonio de una joven migrante venezolana

“Para los venezolanos sí hay oportunidades, solo que debemos ser constantes”, cuenta Kathy Barrios, que comenzó a cumplir en Cartagena los sueños que tenía pendientes en su país de origen.

“En Colombia sí hay oportunidades”: el testimonio de una joven migrante venezolana

Kathyusmar Barrios Roldán tiene 28 años.

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Prefiere que le digan Kathy. Dice que su nombre es un poco complicado, se ríe, y por eso prefiere deletrearlo. Se llama Kathyusmar Barrios Roldán, tiene 28 años y transmite una gran alegría.

Eso se nota cuando, con mucho entusiasmo, esta mujer venezolana lanza una frase contundente sobre sus 6 años viviendo en Colombia: “Nunca imaginé llegar hasta donde estoy hoy”. Es agradecida y por eso, además de Dios, dice que su amiga, la cartagenera Viviana Vásquez, fue pieza fundamental para lograr alcanzar la posición en la que hoy se encuentra. (También le puede interesar: La carreta de Julio César, un valiente que recicla en Bayunca)

Kathy explica que, si bien su vida no ha sido fácil estando en Colombia, aclara que tampoco ha sido tan complicada como muchos de sus compatriotas, quienes llegaron sin nada a este país que era extraño para ellos.

En Venezuela estudió enfermería y fisioterapia, pero ninguna de las dos carreras las pudo terminar por toda la problemática social en la que se encuentra el país. Ella hace parte de ese grupo de “chamos” y “chamas”, que una vez decidieron migrar en búsqueda de un futuro mejor, lejos de sus seres queridos. Ella lo está consiguiendo ... ¡y de qué manera!

Sobre su vida en el país vecino dice que aprendió a ser independiente desde los 15 años. Su madre se lo enseñó. Aprendiendo de ella a trabajar las manualidades, haciendo pulseras, manillas, aretes y otras artesanías. Allá montó su propio puesto de trabajo.

“Tenía mi local, me estaba yendo bien, pero la situación en mi país se comenzó a complicar y eso me estaba como volviendo loca. Por eso cuando una prima me propone salir de Venezuela para Cartagena no lo pensé mucho y nos vinimos”, dice la mujer. Agregó que, antes de llegar a la capital de Bolívar, buscó información de la ciudad y se dio cuenta que era turística.

Pensó de inmediato que le podía ir bien, ya que su oficio le iba a permitir meterse en ese sector de la economía y así podía generar ingresos.

En junio de 2017 llegó a Cartagena. Señala que por fortuna no le tocó pasar momentos duros para subsistir, pues su prima y el esposo de esta ya tenían una vivienda donde quedarse y de paso la ayudaron a ella. “La suegra de mi prima es de Cartagena y gracias a Dios había dispuesto todo para recibirnos”. (También le puede interesar: Intégrate Cartagena, entre los cinco primeros del país)

La constancia

Así se inició la vida de Khaty en Cartagena. Comenzó a ver cómo se movía el turismo en la ciudad y de inmediato se puso a vender sus obras. “Vi que aquí trabajaban unas cosas en la bisutería y yo trabajaba de manera distinta y ese trabajo gustó, me comenzó a ir bien”.

A medida que trabajaba se trazó una meta y pensó que no podía quedarse estancada. Comenzó a estudiar enfermería en la institución Elyon Yireh.

“Para los venezolanos sí hay oportunidades, solo que debemos ser constantes. El tema de los documentos es complicado, pero a medida que se van obteniendo, se van facilitando las cosas. Comencé a estudiar en el 2019 y terminé en el 2021”.

Para ella, en este proceso también ha sido importante su esposo. “Antes de terminar la carrera ya había comenzado a trabajar haciendo unos turnos por día en la clínica de cirugía plástica Sublime Plastic Surgical Group. Allí Kevin fue importante”.

Kevin Guzmán, su pareja sentimental y con quien vive en el barrio Torices, conoció a Viviana, quien es asesora comercial de la clínica. Le comentó que si había alguna vacante relacionada con la enfermería le informara, “pues yo estaba estudiando esa carrera”. Allí dio el gran salto.

Desde ese momento comenzaron a llamarla para trabajar por días cuidando pacientes del reconocido cirujano Javier Soto. “La referencia que daban los pacientes de mí no solo sirvió para que me dieran más días, sino que terminé siendo contratada. Muchos querían que yo los atendiera. Agradezco a los directivos por esa oportunidad porque siento que no los defraudé”, indicó la mujer.

Con el pasar de los meses, Kathy se fue ganando la confianza de jefes y del cirujano Soto. Por su gran desempeño fue promovida a asesora comercial. Pasó de ser una recomendada de su amiga Viviana Vásquez, a estar al mismo nivel laboral de ella.

“Vieron mi potencial y ahora consigo pacientes; le hacemos acompañamiento permanente, antes y después de las cirugías. Estar aquí es haber llegado a los más alto. Estoy agradecida con las personas que me han ayudado a llegar a este punto. Nunca imaginé llegar hasta donde estoy hoy”.

Una meta

Ahora su meta es avanzar y continuar preparándose. Tiene claro que le gustaría ayudar a sus paisanos, bien sea aquí en Colombia o en Venezuela. Señala que por ahora no se le ha pasado por la mente regresar: “No es el momento”, apuntó. Y resalta que, de llegar a darse, será cuando haya un cambio de Gobierno que le dé una mejor estabilidad económica al país.

“Siempre voy a querer regresar, allá está mi familia. Ojalá pueda crear una empresa que tenga enfermeras a su servicio para ponerlas a disposición de quienes necesiten de ellas en cualquier área. En Colombia o en Venezuela, pero quiero ayudar a generar empleo”.

A sus paisanos les dice que no desistan, “si tienen metas y propósitos claros, sueñen y luchen por ellos. No se desanimen, pues en Colombia sí hay oportunidades. La vida nos da sorpresas, nos da cosas positivas para poder salir adelante”, concluyó la mujer venezolana.

La vida le cambió a Kathy, por lo que se puede decir que la sometió a una “cirugía” que le hizo dar un cambio extremo a su vida y a la de su familia.

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