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Las lideresas venezolanas que luchan contra la violencia en Cartagena

En El Pozón nació un movimiento de mujeres de venezolanas que busca ayudar a otras en este camino de la migración y a prevenir la violencia a la que están expuestas.

Las lideresas venezolanas que luchan contra la violencia en Cartagena

Yeily Hernández, Luz Celina Jiménez y Floribeth Hernández, integrantes del Movimiento de Mujeres Lideresas Venezolanas de Cartagena. // Zenia Valdelamar - El Universal

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Han pasado siete años desde que Yeily Hernández llegó a Cartagena, tras haber salido de su natal Venezuela de la mano de su esposo y sus tres hijos. Desde que llegó se asentó en El Pozón, el cual no duda en definir como “un barrio de oportunidades”. Y es que este territorio no solo le ha dado las oportunidades para salir adelante en este duro camino de la migración, sino que también le ha dado fuerza para ayudar a otros que como ella, llegaron con la expectativa de continuar su vida en esta ciudad.

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Es enfermera de profesión, pero desde que llegó a Colombia no ha podido ejercer. Aún así ha aprovechado sus conocimientos para ponerlos al servicio de los demás. “Estar aquí me ha servido para reconocer mi liderazgo y entender que hay muchas necesidades, hay mucha gente que necesita información y creo que es parte de esa sensibilidad humana que tiene la carrera de la salud la que me ha hecho estar dentro de este compromiso social y también para hacerle frente a la situación migratoria”, dice Yeily.

Es así que de esa necesidad de aprender y apoyar a otros, comenzó a capacitarse junto con otras mujeres venezolanas y retornadas de El Pozón en temas como prevención de la violencia basada en género, rutas de atención y otros temas que eran promovidos por organizaciones que llegaban al sector tales como Unicef y la Fundación Renacer.

Yeily y sus compañeras comenzaron a replicar lo aprendido en su comunidad y es de allí que nace el Movimiento de Mujeres Lideresas Venezolanas de Cartagena, que gracias a su labor ganó el premio “La Muralla Soy Yo” en el año 2019, el cual reconoce las iniciativas que trabajan en contra de la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes.

En El Pozón se ha identificado que hay muchas mujeres y niñas expuestas a ser víctimas, por lo que las acciones del movimiento, del cual Yeily es la representante legal, se han enfocado en fortalecer el autorreconocimiento y la identificación de las violencias.

Empoderar a las mujeres

Luz Celina Jiménez, subdirectora del movimiento y coordinadora de la ruta de atención, explica que la principal barrera con la que se encuentran las mujeres migrantes al llegar a Cartagena es la falta de empleo formal, por lo cual no tienen independencia económica y son más vulnerables a ser víctimas de violencia. Por eso el movimiento busca empoderarlas reconociendo sus talentos, fomentando el emprendimiento y la empleabilidad.

“Antes nos caíamos y llorábamos, pero ahora nos sacudimos y salimos adelante. Por eso a las mujeres les digo que no se rindan por nada ni por nadie. Dios sabe lo que hace y migrar nos hace más fuertes”, dice.

Luz Celina es colombiana retornada. Nació en el departamento de Norte de Santander y vivió 12 años en Venezuela con su familia hasta que, por la situación sociopolítica, regresó a Colombia y llegó al barrio El Pozón, donde tuvo la oportunidad de conocer a Yeily y fundar con ella el Movimiento de Mujeres.

Tanto ella como una de sus hijas, en el pasado, supieron lo que es el abuso sexual y por eso hoy lucha para que otras mujeres no pasen por lo mismo. “Pensaba que lo que vivía era normal, pero al capacitarme, cambié. Ahora no permito ninguna violencia ni en mi casa, ni en la calle y a las demás mujeres les digo que tampoco lo hagan”, dice.

Las acciones

Con el apoyo de aliados, el Movimiento de Mujeres Lideresas Venezolanas de Cartagena trabaja en diferentes líneas de acción que buscan el fortalecimiento de la población migrante, entre esas la integración cultural, la formación de las mujeres y la prevención de la violencia basada en género.

“Tratamos de visibilizar los casos a través de diferentes actividades que se realizan desde la parte de integración sociocultural como bailes, compartir de comidas y obras de teatro”, explica Floribeth Hernández, hermana de Yeily y quien hace cuatro meses se vinculó al movimiento como coordinadora de proyectos.

Floribeth comenzó su proceso migratorio tras llegar hace nueve años con sus hijas a Saravena (Arauca) y ahora reside en Cartagena con el fin de aportar a la corporación. “Migrar nos desmiembra, muchas perdemos la identidad y no nos autorreconocemos. Sé a lo que se enfrentan las mujeres y lo que viven porque yo también he vivido la vulneración de derechos en muchos espacios”, relata.

Es por eso que con su trabajo busca ayudarles a que salgan adelante. “Ahora también estamos desarrollando un proyecto de alfabetización digital para que las mujeres desde su celular tengan la capacidad de manifestar una vulneración de derechos o violencia basada en género, que aprendan a enviar una ubicación y que allí puedan tener una herramienta que las lleve a defenderse de una manera rápida”, cuenta.

Para esto, se han apoyado de la mano de cooperantes como la Fundación Renacer, Usaid, ONU Mujeres, Acnur, Opción Legal, World Vision, entre otros, que han reconocido la labor del movimiento y les han ayudado en esta tarea de fortalecer a las mujeres.

“Es satisfactorio porque dentro del territorio somos la respuesta inmediata a esas mujeres que necesitan ayuda, entonces es importante que la cooperación siga creyendo en la labor que hacemos y siga apoyándonos para que estas líneas de acción sean sostenibles y garantizar así una mejor atención”, afirma Floribeth.

Aproximadamente, 1.900 mujeres se han beneficiado de la labor del Movimiento de Mujeres Lideresas Venezolanas de Cartagena y hay vidas que se han salvado gracias a su gestión. Aún así, reconocen que hace falta mayor atención por parte de la institucionalidad para verdaderamente garantizar los derechos de la población migrante, que sigue teniendo trabas para regularizar su situación en el país.

El futuro

Yeily, Luz Celina y Floribeth visionan el movimiento a futuro como una organización grande, con réplicas en diferentes ciudades de Colombia e incluso con sede en Venezuela, pues el anhelo que tienen es en algún momento volver a su país pero hacerlo desde otra perspectiva, con un enfoque en derechos humanos y ayudando a todas esas mujeres que allá lo necesitan.

Pero mientras eso sucede, siguen enfocadas en consolidar las líneas de acción que tienen en Cartagena y en salvar a mujeres de la violencia, ayudándolas a salir adelante y sobre todo, fomentando la integración entre venezolanos y colombianos, de tal forma que las mujeres y los hombres migrantes puedan ser vistos realmente como una población hermana que aporta grandes cosas a la ciudad.

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