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Pa’lante chamos y chamas

Roger Manuel, el barbero que no se echó a morir por un Caín

Esta es la historia de un músico venezolano que un coterráneo se la jugó; no obstante, gracias a Dios, la cuchilla, la máquina y el gel pudo salir adelante.

Roger Manuel, el barbero que no se echó a morir por un Caín

Roger Manuel Domínguez Palacio, más conocido como: ‘Roger Manuel, el poeta de la salsa’. // Julio Castaño - El Universal

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Hay muchas palabras con once letras, pero la que sin lugar a dudas puede llegar a ser la peor de ellas es: fratricidio. Definida por el diccionario como la muerte que propina alguien a su propio hermano. Uno de los actos de mayor bajeza. Dante, en La Divina comedia, ubica en el noveno, último y peor círculo del infierno a Caín, sinónimo bíblico de asesinato a traición a quien comparte tu misma sangre. Lea: Las escaleras de La Quinta, ¿solución o maquillaje de la pobreza?

Si el Abel de la Biblia no vivió para echar el cuento, Roger Manuel Domínguez Palacio, o más bien ‘Roger Manuel, el poeta de la salsa’, no se dejó fregar la vida de un Caín que lo invitó a Colombia con promesas de reconocimiento y ganancias económicas, y lo dejó viendo un chispero.

Roger es un cantante reconocido en su tierra, Caucagua Marizapa, una ciudad venezolana del estado Miranda, por su versatilidad para cantar salsa, merengue, bachata, reguetón y todo tipo de ritmos afrocaribeños.

“Dios me dio esos dones, esos talentos. Los utilicé desde muy pequeño. Mi madre disfruta siempre que cuenta la anécdota que una vez, siendo un bebé en el coche, lloraba y lloraba sin parar. Mi abuelo, siempre astuto, se dio cuenta de que mi lamento comenzaba cuando la música dejaba de sonar, por lo que cuando volvía a sonar alguna canción, me iba en pura risa”, relata.

Roger asegura que su gusto por la música lo heredó de sus parientes que son compositores y que ahora lo acompañan desde el cielo en su faceta de músico, cantante y compositor. Nunca ha estudiado ni leído una partitura, pero llegó a “pegar” diez temas en varios países, los cuales fueron grabados a punta de rifas y dándole la mano a la gente. Y así, su carrera fue despegando. Con múltiples premios y nominaciones a bordo.

Media década de gloria

“A los 16 años me conoce José ‘el Flaco’ Bermúdez, arreglista de Oscar de León, y en el estudio de Wilman Sánchez lanzo mi primera producción que la dediqué a la mujer y contra el maltrato hacia ella. Luego pasaron varios años de construcción de una carrera musical que resonó en República Dominicana, por lo que en 2014 me radico en Santo Domingo, de la mano del productor Cristián Fernández. Y ahí toqué el cielo, pues interactué con grandes artistas de la talla de Ozuna, Yiyo Sarante y del reconocido arreglista Rafa Romero. Juntos armamos un proyecto para llevar la música latina desde el Caribe hacia Estados Unidos y Europa”.

Roger Manuel con Ozuna.

El sol entra pidiendo un turno y acalora la barbería. Pienso que Roger se seca la cara, pero al ver cómo aprieta los brazos del sillón en el que motila a sus clientes, denoto que no es sudor sino que se le encharcaron los ojos al evocar una gran época vivida.

“Comienzo a interactuar con más gente de forma internacional. Hombre, me hacían entrevistas en distintas emisoras radiales de Miami, compuse canciones para artistas estadounidenses y viví unos cinco años de gloria en Santo Domingo con dólares, apartamento, viáticos y todo tipo de beneficios, hasta que otro venezolano me contactó por Facebook”. Y ahí empezó el acto de Caín con Abel, al que Roger le agradece a Dios que no haya sido el desenlace trágico de su vida.

La estafa

En 2018, Roger Manuel es contactado por un hermano venezolano que vio sus videos musicales y conciertos en redes sociales. “Me mandó un mensaje por Facebook diciéndome que era un gran productor y un tipo con grandes conexiones en Cartagena, por lo que me prometió contratos y una gira por la región Caribe. El 28 de agosto llego aquí junto a mi hijo y mi esposa, de noche, sin saber nada. El tipo nos instaló en un pequeño apartamento en La María y yo hice varias presentaciones que costaron, según, ocho millones de pesos. Luego, el tipo se desapareció del mapa”.

Roger y su familia fueron sacados del lugar cuando ya no tuvieron más para pagar el arriendo, luego de vender sus cosas, celulares y zapatos. Durmieron varios días en la calle y cantó en Transcaribe, cuando en el pasado le cantó a públicos de 3 mil asistentes, hasta que personas “de buen alma y corazón” los ayudaron.

Con el arte de la barbería, oficio que aprendió en su juventud y repasó en ocasiones en República Dominicana, consiguió trabajo en una peluquería en el Centro antes de la pandemia. Cinco años después de ser estafado, tiene su propia barbería en el barrio Buenos Aires en la que se motilan clientes de Los Calamares, Los Ejecutivos y de sectores aledaños.

Sin resentimientos ni demandas contra Caín, “todo dejándoselo a Dios” y agradecido con tantas personas que lo respaldaron, vive felizmente junto a su pareja Yely Martínez y sus hijos Roger Luis, César Luis y Roryelys en una casa de madera en el callejón Yánez, en Olaya Herrera. Quiere ver crecer sus proyectos de producción y composición musical, fortalecer su negocio de compra, restauración y reventa de muebles de peluquerías y tener la mejor barbería de la ciudad. Sigue cantando y componiendo sin cesar. “Siempre con la gloria de Dios”.

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