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Editorial

La riqueza de la tolerancia

“Entidades como el Hay encuentran en su tolerancia gran riqueza para sus propios desarrollos, que esperamos sea compartida por los todos los invitados a nuestra casa”.

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Sorprende el riesgoso paso hacia la cultura de la cancelación que pudiera estar comenzando a introducirse en nuestro medio. Inició en Europa, la ‘tolerante’ Europa, y pasó hacia Estados Unidos, en donde incluso, no se permitió el ingreso o fueron expulsados de algunas universidades pensadores de ideas contrarias a lo políticamente correcto.

Pensábamos que esta tendencia no llegaría a nuestro medio y que, si acaso, solo entraría en el ámbito político para alimentar aún más la polarización. Y en donde menos se esperaba que podría introducirse es en los escenarios destinados a la difusión de la cultura y el compromiso social a través del intercambio de ideas y el diálogo abierto.

Por esto ha sorprendido la decisión de algunos invitados a la próxima jornada del Hay Festival Cartagena de Indias, de declinar su participación por el hecho de que una de las invitadas es la recientemente laureada con el Premio Nobel de la Paz, Maria Corina Machado.

Si eventos como el Hay Festival están destinados a fomentar la pluralidad de voces, defender la libertad de expresión y la diversidad de opiniones en un entorno de tolerancia y celebración cultural, ¡cómo puede ser justificable la inasistencia por el hecho de que Machado tenga una posición diametralmente opuesta, si es que la tiene, a quienes se apartan de concurrir a las jornadas de 2026!

Es que por más que se expandan en explicaciones los respetados objetores a esa participación, nada justifica que se le cierre la puerta a una persona cuyo signo principal ha sido luchar, bajo condiciones incluso heroicas, contra una dictadura que niega precisamente las libertades que se exhiben en las palabras de los distinguidos invitados al Festival.

Atribuirle al Hay Festival de Cartagena una determinada asunción política por la invitación a María Corina Machado implicaría entonces que la asume también cuando invita a personas con similares concepciones de la reciente Premio Nobel, o las contrarias a ellas.

Si se considera que el Festival suscita confianza entre quienes entienden la cultura como un lugar plural, negarle la participación a una ciudadana venezolana que está luchando por la libertad de expresión, de elección, de conciencia y tantas otras en su nación, es una alegación contraria a lo que se quiere rescatar del Festival, y en tal sentido su participación es una garantía de pluralidad a todas las voces, pues de lo contrario, el Hay Festival estaría condenado a la calificación de un escenario sólo para intelectuales con visiones similares.

Cartagena de Indias ha sido y siempre será anfitriona de personajes de variadas naciones, con culturas, creencias y concepciones diferentes, incluso políticas. Por esto, entidades como el Hay encuentran en su tolerancia una riqueza apropiada para sus propios desarrollos, que esperamos sea compartida por los todos los invitados a nuestra casa.

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