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Editorial

Emergencia para el Dique

“Concordamos con gobernador y alcalde en que debe haber una intervención inmediata en la emergencia medioambiental, que causa problemas económicos y sociales...”.

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Más que pertinente y necesaria la declaración del Estado de Emergencia en la bahía de Cartagena debido al daño rotundo que el canal del Dique le viene propinando a la ciudad.

Desde distintos frentes se le viene advirtiendo al Gobierno nacional sobre las consecuencias de no hacer lo debido y oportunamente advertido por distintos despachos del Ministerio Público. Lo que se consideraba como una posibilidad remota en Bogotá ya es una realidad: la afectación directa del muelle donde opera el Puerto de Bavaria, hoy con un 30% de su estructura averiada, convirtiéndose en el primer impacto visible de las advertencias que la ciudad y el departamento han hecho durante casi dos años sobre el manejo ineficiente del proyecto canal del Dique.

El llamado que el alcalde Dumek Turbay y el gobernador Yamil Arana han vuelto a hacer al Gobierno nacional representa una concreción del grito desesperado que la naturaleza viene haciendo desde marzo de este año, cuando se produjo el inicio de la apertura de un boquete atípico en el canal, que ya alcanza 220 metros de largo por casi 40 m de ancho, desviando un caudal irregular hacia la Bahía de Cartagena, arrastrando una cantidad no habitual de sedimentos hacia los accesos portuarios, lo que es apenas una de las consecuencias de no haber hecho lo debido desde las frías oficinas de Bogotá, cuando se les dio por ralentizar lo que era inaplazable, incluso exhibiendo razones de miopía política.

Concordamos con gobernador y alcalde en que debe haber una intervención inmediata en la emergencia medioambiental, que causa problemas económicos y sociales como otro de los efectos de los inconvenientes que ha padecido el proyecto del canal del Dique.

La reducción del calado avanza a pasos agigantados, lo que resta la profundidad necesaria para que los buques puedan ingresar, maniobrar y operar con seguridad. Esto es inadmisible; sería fatal que hubiera un interés protervo en que Cartagena pierda las condiciones naturales portuarias privilegiadas que la naturaleza le concedió con una bahía profunda, estable y corrientes históricamente predecibles.

Hay que activar ya el Comité Ambiental Interinstitucional para el Manejo de la Bahía de Cartagena y la Bahía Barbacoas, cuyo objetivo es precisamente prevenir, corregir y mitigar los efectos de la contaminación ambiental en ambas bahías, presidido por el Ministerio de Ambiente. La demora en su convocatoria es inexcusable.

Hay que rescatar el interés que los gobiernos departamental y distrital han puesto en la consolidación del proyecto de Restauración de Ecosistemas Degradados del Canal del Dique. Pero si el Gobierno nacional no se compromete en igual sentido casi al término del cuatrienio presidencial actual, sin considerar que la naturaleza no da espera, se habrá cometido una de los peores crímenes contra la región Caribe.

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