En pasado editorial comentamos que la actual administración encontró un expediente urbanístico pendiente por completar y con el diagnóstico desactualizado, lo que naturalmente había suscitado inquietudes ciudadanas y gremiales sobre la formulación real del POT.
En reciente entrevista concedida por el secretario de Planeación Distrital, Camilo Rey, precisó que en este proceso se trabaja en un ejercicio técnico muy riguroso, el cual requiere que la ciudadanía participe para construir las estrategias, programas y proyectos que puedan resolver los grandes desafíos del ordenamiento territorial que tiene esta ciudad costera.
La construcción de este instrumento de planificación de la ciudad se ha convertido en un gran reto, el cual debe lograr un pacto de consenso alrededor de los intereses de todos los actores, que beneficie el interés general.
El liderazgo actual de la administración tiene la capacidad de lograr esos acuerdos, entendiendo a Cartagena como un bien común que tenemos que cuidar para asegurar el derecho a la ciudad, singularmente para las generaciones futuras.
Por ejemplo, en estos días hemos observado cómo el nivel del mar ha anegado calles y andenes en barrios como Bocala, Centro Histórico, Manga, Pie de La Popa, entre otras localidades que limitan con los bordes de agua. La vulnerabilidad y amenaza ante el riesgo de inundación de la ciudad nos muestra la importancia sustantiva de los estudios de riesgos básicos como los de detalle, lo que los hace la base fundamental de la formulación de lo que se quiere para la ciudad hacia el 2038.
Repensar cuál es el modelo de ciudad costera frente al cambio climático y la Gestión del Riesgo Costero, en el que el principio de planificación territorial gire en torno al ordenamiento alrededor del agua, dándole a los desarrolladores de proyectos públicos o privados la suficiente tranquilidad en cuanto a que el ejercicio de planificación y de cambio para una reactivación económica y resiliencia no quede a juicio subjetivo de un funcionario, sino bajo la directriz de normas claras, sensatas y viables.
Como lo expresó el secretario Rey, el nuevo modelo de ocupación territorial deberá responder a las demandas de la ciudad y garantizar condiciones de equidad, considerando que actualmente existe una relación entre las zonas con mayor índice de pobreza y aquellas con menor acceso a equipamientos para satisfacer necesidades básicas.
Cobra entonces gran importancia definir con toda claridad qué es lo que se va a presentar de cara al futuro escenario de concertación con las autoridades ambientales concurrentes en el planteamiento del territorio. Es relevante contar con una propuesta debidamente sustentada para poder viabilizar proyectos futuros en los bordes de agua, las áreas de amortiguación y, por supuesto, las de expansión industrial.