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Editorial

El bloqueo como abuso

“La frecuencia con la que esto viene ocurriendo, hasta volverse paisaje, permite inferir que se podría estar creando premeditadamente caos, desestabilidad...”.

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El pasado martes 25 fue noticia la jornada de bloqueos de vías intermunicipales anunciada por la Asociación Departamental de Usuarios Campesinos de Bolívar (ANUC) en varios puntos del departamento, en protesta por el retraso en la implementación del Plan de Reparación Colectiva prometido por el Gobierno central.

Para la gran mayoría de citadinos en Bolívar habrá sido una movilización excepcional, relativa, en este caso, al “incumplimiento en la implementación del Plan de Reparación Colectiva de la ANUC, proceso que ha sido retrasado pese a los compromisos adquiridos por el Gobierno nacional”, en puntos previamente definidos por la ANUC, que incluyeron la Troncal del Caribe en Magangué, el sector Cruz del Viso, la carretera de La Cordialidad en la entrada de la Urbanización La India y la Vía del Mar, a la altura del corregimiento Tierrabaja, afectando la movilidad hacia Bolívar, Sucre y otros puntos de la región Caribe.

Pero resulta que esa excepcionalidad en la movilización de la ANUC, entidad organizada que tiene la decencia de notificar con tiempo los bloqueos que hará, fue apenas una gota en un mar de protestas que se centran en la interrupción de vías en el departamento que, a diferencia de aquella, las demás son frecuentes y abruptas, singularmente en cercanías al sur de Cartagena, en la vía que va del Viso a San Onofre, que la vienen cerrando hasta tres veces a la semana, por cualquier motivo.

Siempre habrá razones para protestar en los pueblos de Bolívar; pero volver esa una práctica permanente, pasando por encima de miles de personas que necesitan y planean movilizarse desde el norte de Bolívar, o desde Cartagena, hacia ciudades como Sincelejo, Coveñas, Tolú, etc., quienes quedan atrapadas en vehículos particulares, vans, o de transportes puerta a puerta, o de turismo, trabajo, por estudios y, en no pocas veces, por salud, es absolutamente abusivo y desconsiderado.

La frecuencia con la que esto viene ocurriendo, hasta volverse paisaje, permite inferir que se podría estar creando premeditadamente caos, desestabilidad y pobreza, pues se está desincentivando la visita a paraderos turísticos que ya dejan de ser interesantes por el trauma que supone devolverse para tomar la vieja vía, muy congestionada de buses y demás transportes pesados, que multiplica hasta por tres horas llegar hacia donde conducen estas carreteras hechas para el transporte liviano.

Algo similar está pasando cada vez más en la troncal de Occidente (Arjona, Sincerín, El Viso…), todo lo cual ya no genera ni siquiera noticia; pero es una situación grave por las afectaciones que propinan, bajo la realidad de que las autoridades no hacen lo que les es propio incluso cuando los protestantes son pequeños grupos, todo lo cual en el fondo va cerrando los municipios y al Distrito, situación que podría agravarse a medida que avance el debate electoral.

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