Este mediodía se inicia el cumplimiento de la más cartagenera de todas las citas, y la que más felicidad colectiva le brinda a los hijos de La Fantástica. Con la lectura del Bando por el alcalde, hoy a las 12 m., lo que fue un acto de valentía, coraje y determinación, esto es, el grito y la subsecuente firma y expedición del Acta de Independencia aquel glorioso 11 de noviembre de 1811, cuyo texto fue leído este martes con donosura por las candidatas del Concurso Nacional de Belleza, rematado por la actual Reina Popular en la sesión solemne del Concejo Distrital, se tornará en una alegre, hermosa y colorida remembranza que todos los años, desde entonces, celebramos con orgullo patriótico y unidad comunitaria.
Con el Bando las autoridades anunciaban al público las decisiones de interés colectivo; la lectura del decreto que hará el alcalde de Cartagena declarará el estado festivo en todo el Distrito y dará la partida al desfile de carrozas y comparsas, que es como el resumen de todos los esfuerzos que desde semanas antes desplegaron cientos de cartageneros con los cabildos y preludios en los barrios populares.
Acudir al Bando ha sido como una profesión de fe social a la que todos los cartageneros deben asistir, al menos una vez en sus vidas. Su contribución al proceso de socialización colectiva, en la que el individuo se integra de manera sana a las celebraciones en comunidad implica que estas se logren con altura, respeto y trato digno a los participantes, principalmente a todos quienes desfilan para transmitir su alegría a los espectadores, llamados a animar y aplaudir la invectiva y el esfuerzo individual y colectivo que supone concurrir con disfraces y parapetos a ese extenso recorrido bajo las inclemencias del clima, como casi todo lo que se hace al lado del mar.
Cuando a las fiestas la autoridad distrital les imprime un sello elevado, esa cita implica quedarse en la ciudad o regresar a ella para no perderse semejante jolgorio colectivo; y es lo que está logrando la actual administración, que comprende la importancia de primar lo que suscite o despierta la, por años de desinstitucionalización adormecida, cartageneidad.
Quienes asistan hoy tendrán que ponerse a la altura de esa visión, demostrando que podemos asumir con gozosa madurez el reto de disfrutar en común del espacio público, como un solo pueblo.
Como se dijo alguna vez aquí, las expresiones violentas, delictivas, de intolerancia o de maltrato, que incluso se dan también en los abusos en el lanzamiento de elementos que parecen inofensivos, pero que dañan o incomodan en demasía a los participantes, deterioran la calidad de la fiesta y alejan a muchos del que puede ser el día más alegre de Cartagena, no deben tolerarse.
El llamado nuevamente es a que esta tarde disfrutemos en concordia y alegría de una fiesta que hay que defender como lo hicieron los nuestros aquel 11 de Noviembre.
