comscore
Editorial

Los patrullajes militares

“Desde que en Cartagena se eligió a un alcalde que no pertenecía al Pacto Histórico, la mirada de desprecio del jefe del Ejecutivo, para quien por esa razón todos los cartageneros viven en Castillogrande...”.

Compartir

Mucho se había logrado con la decisión, hace varios lustros, de suspender el patrullaje de personal militar por los barrios de Cartagena y, singularmente, por los sectores turísticos. Este tipo de patrullajes siempre se han visto como inconvenientes, pues solo se emplean en tiempos de guerra o de conflicto interno.

Un tipo de medición de la fortaleza democrática y de seguridad de un país se percibe cuando las personas no se encuentran con militares en ninguna de las vías, pues estos permanecen en cuarteles preparándose para cuando se les necesite por un conflicto externo o por una insurrección interna o por una conflagración internacional.

Se reserva la vigilancia civil en las urbes para el servicio a cargo de la Policía Nacional, y a condición de que no sea una presencia invasiva. De hecho, en los países evolucionados es extraño encontrarse una patrulla o a guardias policivos entre las gentes, aunque sorprende que no demoran en aparecer cuando ocurre algún incidente en que se necesite de su apoyo.

No es entonces una razón para lanzar cohetes la noticia sobre la totalidad de los resultados de la reunión en la que participación el ministro de Defensa, el alcalde de Cartagena, el secretario del Interior, el director del Instituto Comunal y líderes de los barrios de la ciudad, en la que se acordó la adopción de nuevas medidas para mejorar la seguridad en La Fantástica.

Es buena la noticia en cuanto a que, por fin, el Gobierno nacional ratificó su respaldo a las estrategias locales de seguridad con medidas concretas para reducir los homicidios y el hurto en la ciudad. Los cartageneros teníamos razones de sobra para inferir que, desde Bogotá, por razones estrictamente políticas, la mirada hacia Cartagena era de displicencia y desinterés.

Desde que en Cartagena se eligió a un alcalde que no pertenecía al Pacto Histórico, la mirada de desprecio del jefe del Ejecutivo, para quien por esa razón todos los cartageneros viven en Castillogrande y, por lo tanto, no merecen consideración en la asignación de recursos y estrategias de desarrollo para la ciudad, esa sensación se manifestó pronta y evidentemente, incluso en materia de seguridad.

Del referido Consejo de Seguridad Distrital con la comunidad quedaron claro cuáles son los sectores hacia donde se orientarán los patrullajes y el plan desarme.

Se entiende la desesperación por el descontrol en los homicidios, por disputas entre bandas para el control del microtráfico que tienen a Cartagena entre las ciudades más peligrosas del mundo, y el consecuente patrullaje militar por los barrios, pero no es lo deseable por las razones expuestas anteriormente. Por el contrario, se esperaría un apoyo superior en inteligencia militar, en captura de los lugartenientes que controlan los ilícitos en la ciudad, mejores equipos y tecnología de punta en aras de mejorar los índices de tranquilidad pública.

Únete a nuestro canal de WhatsApp
Reciba noticias de EU en Google News